Una víctima de la película «Pena de Muerte» narra su itinerario de perdón

«La justicia no ha hecho nada para curarme: el perdón sí», afirma Debbie Morris

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TURÍN, miércoles, 7 enero 2004 (ZENIT.org).- «¿Dios, por qué me has hecho esto a mí?». Es la pregunta que Debbie Morris, la chica que a 16 años fue secuestrada y violada por Robert Willie y Joe Vaccaro en Madisonville (USA), formula en un libro-testimonio en el que se narra la conversión interior de esta víctima que consigue llegar al perdón después de mucho sufrimiento.

Ahora, veinticuatro años después de lo sucedido, esta mujer ha conseguido perdonar y explica en un libro su camino hasta la reconciliación con Dios, con ella misma y a su modo, con los secuestradores, uno de los cuales fue ajusticiado en una silla eléctrica (cuyo caso llegó a las pantallas a través de la película «Dead Man Walking» (traducida en castellano como «Pena de muerte»).

En las páginas de «Dead Man Walking. Un cammino verso il perdono» («Pena de muerte. Un camino hacia el perdón»), la autora ofrece la parte que faltaba en la película de Tim Robbins. La película se centra en la relación entre el condenado a muerte (Sean Penn) y la religiosa Helen Prejean (Susan Sarandon), que consiguió el premio Oscar como mejor actriz protagonista.

Fue precisamente la ausencia de su punto de vista en la película el motivo por el cual Debbie Morris se puso en contacto telefónico con Helen Prejean, la religiosa que encabeza la lucha contra la pena de muerte en Estados Unidos. Entre ambas se estableció una relación de confianza y fue la religiosa quien la convenció a escribir su historia.

De hecho, Morris lamentó durante años el que la religiosa no se hubiera puesto en contacto con ella y con su novio (también secuestrado y herido) y estaba resentida.

En el libro explica cómo su itinerario de perdón ha pasado también por entender a la religiosa y su preocupación por el condenado a muerte: «¿Qué hace una persona como ésta trabajando con criminales en el brazo de la muerte? Realmente sor Helen Prejean podría haber encontrado una persona más adecuada para asistir, alguien que se mereciera más su ayuda que Robert Willie», pensaba en un primer momento la autora de este libro.

Este libro-testimonio repasa las horas de violencia, miedo, diálogo con Dios y lucha de Debbie Morris durante el secuestro y relata la difícil lucha para seguir adelante y superar el trauma, el odio y llegar a la serenidad del perdón.

«Me sentía abandonada espiritualmente, y por este motivo estaba enfadada con Dios», escribe. Párrafos más tarde, confiesa: «tenía necesidad de perdonar a Dios» y relata su camino hacia la reconciliación.

El libro de Debbie Morris parece en ocasiones una versión moderna del libro bíblico de Job, el justo que sufre y que no entiende por qué Dios permite que le ocurran tantas desgracias.

La autora pasó de preguntarle a Dios «¿por qué has permitido que sucediera lo que ocurrió?» a preguntarle «¿qué quieres de mí en esta situación?».

Por lo que se refiere a su posición ante la pena de muerte, la autora reconoce que todavía tiene sus reservas y no quiere pronunciarse al respeto, pero afirma: «La justicia no ha hecho nada para curarme. El perdón sí».

Debbie Morris está hoy casada, tiene dos hijos y se dedica a atender a niños difíciles.

Su testimonio ha sido traducido en italiano por la editorial de Turín Claudiana (http://www.claudiana.it). La versión original fue publicada en 1998 con el título «Forgiving the Dead Man Walking».

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ZENIT Staff

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