CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 enero 2004 (ZENIT.org).- La organización internacional Médicos Sin Fronteras se ha sumado a la petición lanzada este jueves por la Santa Sede a la industria farmacéutica para que rebaje los precios de las medicinas destinadas a enfermos de sida en países del Tercer Mundo.
Chiara Bannelli, portavoz de la sección italiana de la institución, considera que la situación actual «es un genocidio».
«En los países ricos –aclara–, el sida se ha convertido en una enfermedad crónica, pues hay fármacos eficaces para tener bajo control al virus. Por desgracia, estos fármacos no llegan a los países en vías de desarrollo, sobre todo a África, por la firme oposición de las empresas farmacéuticas».
«Las casas farmacéuticas detentan la patente sobre estos fármacos –explicó la portavoz de Médicos Sin Fronteras este viernes a los micrófonos de «Radio Vaticano»–: son fármacos nuevos y por tanto todavía están cubiertos por la patente. Por tanto, las empresas farmacéuticas multinacionales, que tienen sobre todo su sede en Estados Unidos y en Europa pueden fijar el precio, son monopolistas».
«Este precio es altísimo, es imposible de alcanzar por países en vías de desarrollo», denunció.
Al presentar este jueves a la prensa el mensaje de Juan Pablo II para esta Cuaresma, el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», recordó los llamamientos que ya en el pasado han lanzado en este sentido tanto el Papa como exponentes de la Santa Sede.