Ayuda internacional para poner fin al conflicto en Uganda, clama el obispo de Gulu

El padre Albanese, testigo de la última matanza de civiles a manos del LRA en Lira

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LONDRES/LIRA, jueves, 5 febrero 2004 (ZENIT.org).- Haciendo un llamamiento específico a las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Comunidad Británica de Naciones y la Unión Africana, el obispo de Gulu –monseñor John Baptist Odama– ha advertido desde Londres que «sólo la ayuda internacional podrá poner fin al conflicto que convulsiona el norte de Uganda».

Invitado por el «Royal Insitute of International Affairs» –centro de estudios vinculado con el ministerio de Exteriores británico–, monseñor Odama lanzó su petición a la comunidad internacional para que los mencionados organismos se interesen e intervengan en la crisis que está sembrando muerte y destrucción en los distritos septentrionales del país africano.

«Condenado a muerte» el pasado noviembre por el líder de los rebeldes del «Ejército de Resistencia del Señor» (LRA) –Joseph Kony– (Cf. Zenit, 19 de noviembre de 2003), el prelado preside la «Iniciativa para la Paz de los Líderes Religiosos de la región Acholi» (ARLPI), organización interreligiosa que hace tiempo promueve la paz en el norte, poblado por la etnia Acholi y atormentado por los crímenes del «ejército» rebelde.

Fue en junio del 2003 cuando ARLPI hizo un desconsolado llamamiento difundido por la agencia misionera «Misna» por primera vez; desde entonces, sigue pidiendo una intervención internacional para poner fin a los sufrimientos de los civiles norugandeses.

Desde 1986, los rebeldes del LRA, dirigidos por Kony –un visionario a sueldo de Sudán que intenta derrocar el gobierno del presidente ugandés Yoweri Museveni–, han torturado y asesinado a decenas de miles de personas (se cuentan 100.000 muertos), han secuestrado a más de 20.000 niños (reducidos a la esclavitud o enrolados a la fuerza en la guerrilla) y han provocado el desplazamiento de más de un millón de civiles.

El obispo ugandés también ha advertido desde Londres que la estrategia militar adoptada por el Ejecutivo de Kampala no logrará poner fin a la rebelión.

Estos días, desde el Tribunal Penal Internacional de la Haya se ha anunciado la apertura de una investigación –bajo la acusación de crímenes contra la humanidad— frente al LRA, cuyos miembros son responsables de las mencionadas atrocidades.

De la última fue testigo este jueves el padre Giulio Albanese, director de «Misna», que se encuentra en estos momentos en visita en la misión de Lira: «Partimos esta mañana de la ciudad de Lira, en el noroeste de Uganda, porque justamente a nuestro hospital habían llegado medio centenar de personas heridas de mucha gravedad», relata.

Con el coche «recorrimos unos 30 kilómetros y llegamos a un campo de refugiados, el de Abia –prosigue–, y hallamos una devastación indescriptible: todas las chozas ardían, había cadáveres por el suelo y algunos soldados nos explicaron que los rebeldes habían pasado por allí algunas horas antes».

«Más de cincuenta personas han muerto [entre ellas mujeres, niños y ancianos, asesinados en su mayoría a golpe de machete]; los heridos son aproximadamente sesenta, pero creemos que el balance puede aumentar en las próximas horas», afirma el padre Albanese.

«Hoy he estado en el infierno, un infierno olvidado de todos, en una remota periferia del norte de Uganda –admite el misionero comboniano–. Es terrible ver morir a la gente, ero es aún más terrible constatar el silencio que rodea este execrable conflicto en el que quien muere es siempre gente inocente».

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ZENIT Staff

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