MOSCÚ, viernes, 6 febrero 2004 (ZENIT.org).- El metropolita de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú y presidente del episcopado ruso, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, ha expresado este viernes su dolor por el atentado suicida que en plena hora punta en el metro de la ciudad ha costado la vida a medio centenar de personas y ha dejado heridas a otras 150.
Según informó el Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso, una bomba estalló cuando el segundo vagón de un tren se adentraba en el túnel, a unos 300 metros de la estación Pavelétskaya, en dirección a la Avtosabodskaya. La zona está en el centro de la ciudad, cerca del Kremlin.
Tras la explosión, a las 8.32 hora local, todo el tren ardió y las llamas se propagaron con el sistema de ventilación del túnel, aunque muchos de los pasajeros, unas 1.500 personas, lograron salir andando y recibir la ayuda de los equipos de rescate y emergencias.
Según las investigaciones preliminares, el atentado pudo ser perpetrado por una suicida ayudada de un cómplice de rasgos caucasianos que es buscado por la policía. Se trata del cuarto atentado perpetrado en el metro de Moscú en sus casi 70 años de existencia.
«Nos preguntamos qué corazón de piedra debe tener una persona para ser capaz de destruir la propia vida y la del mayor número posible de personas», manifestó el arzobispo católico de Moscú a la agencia «Fides».
Tras conocer lo ocurrido, el presidente ruso Vladimir Putin hizo un llamamiento a la comunidad internacional: «Sólo uniendo nuestras fuerzas podremos poner fin a esta plaga del siglo XXI», dijo.
Por su parte, el líder independentista checheno, Aslan Maskhadov, ha negado cualquier responsabilidad en el atentado.
«Este atentado nos demuestra una vez más el terrible rostro del terrorismo, que no es justificable por ninguna razón. De ello se deben convencer todos los creyentes y sobre todo los medios de comunicación, para hacer todo lo posible para persuadir a los que están buscando venganza. ¡Ninguna razón justifica el terrorismo!», exclama monseñor Kondrusiewicz.
«Como creyentes de todas las religiones –exhorta– debemos esforzarnos juntos para promover la paz y la concordia, recordado que el mal se puede vencer con el bien y que no tenemos que caer en la tentación de la venganza».
Monseñor Kondrusiewicz pide finalmente a todos los católicos «orar por los fallecidos, por la salud de los heridos y por el consuelo de sus familiares». «Pidamos a Dios que convierta los corazones de quien busca la venganza a fin de obtener la reconciliación y la concordia en nuestro país», concluye.