CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 12 febrero 2004 (ZENIT.org).- El respeto de los derechos y la dignidad de la persona y la promoción del diálogo interreligioso protagonizaron el breve discurso que pronunció este jueves Juan Pablo II al recibir al ministro de Exteriores de la República Islámica de Irán, Kamal Jarrazi.
La visita del ministro de Exteriores iraní, que se enmarca en la celebración del 50º aniversario de las relaciones diplomáticas, ha permitido examinar las relaciones actuales entre la Santa Sede e Irán, aclaró un comunicado difundido poco después por el director de la sala de prensa vaticana, Joaquín Navarro-Valls.
En la audiencia con el Papa y durante el encuentro posterior de Jarrazi con el cardenal Angelo Sodano –secretario de Estado–, se hizo igualmente referencia «a la situación de la Iglesia católica» en la república islámica y se trató la «colaboración entre la Santa Sede e Irán en el ámbito del diálogo interreligioso, la promoción de la paz y otras cuestiones internacionales sobre las cuales hay coincidencia de puntos de vista», puntualizó el breve comunicado.
«Su presencia aquí –dijo el Papa al miembro del gobierno iraní– es un signo de la cooperación que, desde hace más de cincuenta años, ha caracterizado las relaciones oficiales entre la Santa Sede y su país».
«Estoy seguro de que este espíritu de colaboración continuará creciendo incluso con más fuerza mientras abordamos materias de mutuo interés», expresó el Santo Padre.
Entre éstas destacó «el compromiso actual para salvaguardar los derechos inalienables y la dignidad de la persona humana, especialmente en los esfuerzos orientados a promover un mayor entendimiento entre las personas de diferente procedencia religiosa, cultural y étnica».
Del 29 de noviembre al 2 de diciembre, tuvo lugar en el Vaticano el cuarto Coloquio Islámico-Cristiano que contó con la participación de ocho delegados de la República Islámica de Irán, cuyo máximo exponente era el Ayatolá Mahmud Mohammadi Araghi, presidente de la Organización para la Cultura y la Comunicación Islámicas.
Los participantes en el coloquio fueron recibidos por Juan Pablo II el 2 de diciembre quien hizo un llamamiento que recibió amplio espacio en la prensa internacional: «el nombre santo de Dios nunca debe ser usado para incitar a la violencia y al terrorismo, para promover el odio o la exclusión».