ROMA, martes, 26 octubre 2004 (ZENIT.org).- «El cristiano del futuro o será un místico o no será cristiano», afirmó monseñor Ignazio Sanna, teólogo y vicerrector de la Pontificia Universidad Lateranense, durante el VIII Congreso italiano del Movimiento Eclesial por el Compromiso Cultural (MEIC).
El evento, que ha tenido lugar del 22 al 24 de octubre, en el hotel «Domus Mariae» de Roma, ha contado con la participación de 250 delegados en representación de los más de cien grupos italianos sobre el tema «Correr, competir, conquistar. ¿Y contemplar?».
A monseñor Sanna, asistente nacional del MEIC, correspondió afrontar en el segundo día del congreso el tema de «correr», mientras que el de competir estuvo a cargo del economista Lorenzo Caselli y el de «conquistar» al sociólogo Mauricio Ambrosini.
«Si debe haber una carrera en la vida del cristiano –afirmó monseñor Sanna–, ésta tiene que ser la carrera del discípulo y del evangelizador», pero al mismo tiempo debe también tratarse de una «carrera de la esperanza hacia la resurrección».
«Toda la historia del cristianismo es una historia de fe que ha transformado las vías de la humanidad en caminos de esperanza», añadió.
En esta perspectiva, afirmó monseñor Sanna, la dimensión contemplativa asume una función fundamental: «El cristiano del futuro o será un místico o no será un cristiano».
«Con esto –explicó–, no queremos decir que todos deben tener experiencias místicas para ser cristianos sino que, en un mundo plural y secularizado, ya no será suficiente nacer cristianos sino que hay que llegar a serlo con la fuerza de la razón y el coraje de la fe».
El MEIC, definido en 2002, por Juan Pablo II «la vanguardia misionera para el mundo de la cultura y de las profesiones, dentro de la gran familia de la Acción Católica Italiana», nació en 1932-33 con el nombre de Movimiento de graduados universitarios de Acción Católica y asumió el nombre actual en 1980.
Los trabajos del congreso se clausuraron con una misa presidida por el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, el cardenal Paul Poupard.
