Pope Francis with members of the Eucharistic Youth Movement in the Paul VI Audience Hall

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El Papa a los jóvenes del MEJ: "Las tensiones se resuelven con diálogo"

El Movimiento Eucarístico Juvenil celebra su centenario con el Santo Padre en el Vaticano

 

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Primero: no tener miedo a las tensiones porque nos hacen crecer. Segundo: resolver las tensiones con el diálogo. Tercero: no unirse demasiado a un tensión porque hace mal. ¿Ha quedado claro? Estos son algunos de los consejos que los miembros de la sección juvenil del apostolado de la oración, conocida como Movimiento Eucarístico Juvenil, han recibido hoy del papa Francisco. Con ocasión del centenario de la organización, han celebrado un encuentro con el Pontífice en el Aula Pablo VI, donde han participado más de 1.500 jóvenes, muchos de ellos acompañados de sus padres, procedentes de 35 países.  

Tras los saludos del padre general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, y del responsable del movimiento, padre Frédérik Fornos, seis jóvenes de distintas nacionalidades han planteado sus interrogantes al Santo Padre. Mientras, Francisco tomaba notas y a continuación ha hablado improvisando y respondiendo a las preguntas de los jóvenes.

En primer lugar ha reflexionado sobre la “tensión y el conflicto”, dos temas planteados en las preguntas con los que el Papa ha reconocido sentirse conmovido. Un familia o un grupo de amigos “sin tensión ni conflicto” sería un cementerio, ha asegurado. Así, ha indicado que cuando hay vida hay tensión y conflicto y “por eso es necesario desarrollar este concepto” y “buscar en mi vida cuáles son las verdaderas tensiones”. También ha subrayado que cada uno debe individuar las tensiones de su vida, recordando que “la tensión te hace crecer, desarrolla la valentía”.

A continuación, el Pontífice ha explicado que el diálogo es la forma de resolver las tensiones. “Cuando en una familia hay diálogo, cuando hay esta capacidad de decir espontáneamente qué piensa cada uno, las tensiones se resuelven bien”, ha indicado.  Por eso ha invitado a no tener miedo a las tensiones pero tener cuidado y no unirse demasiado a ellas. “La tensión viene para dar paso a la armonía”, ha añadido.

A propósito de los conflictos, el Santo Padre ha asegurado en su discurso que también “los conflictos pueden hacernos bien porque nos hacen entender las diferencias”. Y el conflicto se resuelve –ha precisado– con respeto a la identidad. Por eso ha puesto como ejemplo las miles de personas que se lanzan al mar para buscar un futuro mejor y cuando llegan a puerto o a una playa, se les da agua y comida y se les vuelve a echar al mar. “Esto es un conflicto no resuelto. Y esto es guerra. Se llama matar”, ha advertido.

Por otro lado ha hablado de Oriente Medio, donde “estamos viendo que tanta gente no es respetada, las minorías religiosas, los cristianos, pero no solo no son respetadas, sino que muchas veces son perseguidos y matados”. Y esto sucede ”porque no se respeta su identidad”, ha insistido Francisco.

Respondiendo a la pregunta de una joven brasileña sobre el mayor desafío al que se ha enfrentado, el Papa ha respondido que “encontrar siempre la paz en el Señor”. Un desafío –ha precisado– al que nos enfrentamos todos. Al respecto, el Pontífice ha hablado de la paz que solo Jesús puede dar. El desafío de encontrar esa paz –ha explicado– que significa que el Señor te acompaña, que el Señor está cerca. En relación con esto, ha recordado que hay otro desafío: saber distinguir la paz de Jesús de otra paz, que no es de Jesús. De este modo, ha invitado a los jóvenes a pedir al Señor “la gracia de saber discernir la verdadera paz de la falsa paz”. La paz del enemigo es superficial, estás contento pero dentro hay un engaño. El demonio “te hace creer que este es el camino y después, al final, te deja solo”. Así, Francisco ha recordado que el diablo siempre engaña, es un “mal pagador”, “te hace ver las cosas maquilladas”. Y el signo de la paz de Jesús –ha asegurado– es la alegría profunda.

Sobre las señales reales de alegría que el Papa ve en la Iglesia del mundo de hoy, ha indicado que “ver jóvenes como vosotros” es una de ellas. Otro punto que ha querido también destacar, ha sido la sabiduría de los abuelos. El Pontífice ha recordado que “los abuelos son la memoria de una familia, la memoria del país, la memoria de la fe”. Por esta razón ha pedido a los jóvenes presentes que hablen y pregunten cosas a sus abuelos porque “son una fuente de sabiduría”.

Otro consejo que el Santo Padre ha dado a los presentes ha sido no olvidarse de “encontrar a Jesús”. Y hay que buscarlo “en la oración, en la eucaristía, en la vida cotidiana, en la ayuda a los otros, en las responsabilidades”. Del mismo modo ha recordado el “asombro” que se siente al sentir dentro a Jesús.

Finalmente, ha exhortado a los jóvenes a recordar en cada eucaristía la Última Cena, y hacer memoria de que Él “dio su vida por mí”. La eucaristía –ha recordado– no es solamente una ceremonia o un ritual.

La intervención del papa Francisco ha concluido con un “ánimo y adelante”, recordando que a pesar de las cosas feas que hay en el mundo, también hay “muchas cosas bonitas y buenas” y  “muchos santos escondidos en el pueblo de Dios”. Dios está presente –ha finalizado– y hay muchos motivos de esperanza para ir adelante.

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Rocío Lancho García

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