La primera cumbre intercristiana sobre Oriente Medio, organizada por la Comunidad de San Egidio y la diócesis de Bari, propuso la creación de la llamada “Mesa de Bari”. Esta nueva iniciativa facilitará el diálogo entre personalidades de distinta índole involucradas en la región. También aportará propuestas concretas para solucionar las diferentes situaciones, empezando por la crisis en Siria, según informaron este lunes sus organizadores en un comunicado.
El itinerario propuesto para la “Mesa de Bari” es el siguiente: “Pasar de la alarma a la propuesta, y luego a su difusión y al compromiso moral y político para que sea aceptada”, explicó el fundador de San Egidio, Andrea Riccardi, al término del congreso. En este proceso podrán formar parte también los proyectos de algunos “safe haven”, refugios seguros para los cristianos y las demás minorías en zonas de la región como por ejemplo la llanura de Nínive en Irak, y la respuesta al llamamiento «Save Aleppo», lanzado por el propio Riccardi.
Durante el encuentro, que tuvo lugar en la localidad italiana de Bari los pasados 29 y 30 de abril, los jefes de las Iglesias cristianas de Siria, Turquía, Irak, Chipre, Egipto y el Custodio de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, advirtieron que la población de Oriente Medio se encuentra extenuada por la guerra, debilitada por las discriminaciones, abandonada por Occidente, y que corre el peligro de extinguirse como comunidad identificada por una cultura y por una fe religiosa.
El patriarca melquita de Antioquía, Su Beatitud Gregorio III Laham, pidió una «iniciativa ecuménica de todas las Iglesias, que sea capaz de elaborar un plan común que podamos llevar a la mesa de las grandes potencias».
Asimismo, el arzobispo del patriarcado de Babilonia de los caldeos, Mons. Yousif Mirkis, propuso a la Comunidad de Sant Egidio que “nos escolte a todos los patriarcas en las cuatro grandes capitales mundiales: Washington, Moscú, Bruselas y Nueva York, sede de las Naciones Unidas, para pedir que detengan el denominado islam político, que es fuente del calvario de los cristianos y más en general de las minorías religiosas, también musulmanas”.
Por su parte, el arzobispo chipriota Crisóstomo II denunció la “pilatesca parálisis de los poderosos de la tierra y de las Naciones Unidas, que nacieron en nombre de la paz”.
También el patriarca siro-ortodoxo de Antioquía, Su Beatitud Ignacio Efrén II, se preguntó si había que esperar cien años más “para que el mundo reaccione y deje de lavarse las manos, ante el derramamiento de sangre de nuestra gente”.
Para el patriarca siro-católico de Antioquía, Su Beatitud Ignacio Youssef III Younan, “el conjunto de Oriente Medio ha quedado en estos últimos años engullido por una espiral de violencia inaudita, una verdadera pesadilla que parece no tener fin”.
En su intervención, el secretario vaticano para las relaciones con los Estados, Mons. Paul Gallagher recordó que la Santa Sede “sigue con gran preocupación la situación de los cristianos en Oriente Medio, con especial atención y respeto por la vida y el sufrimiento de todas las minorías religiosas”.
A continuación, el ministro de Exteriores de Italia, Paolo Gentiloni reconoció que “Europa está enferma de egoísmo, de desidia y de indiferencia: muchas veces miramos hacia otra parte; lo hicimos ante las masacres de los musulmanes en Europa, como en Srebrenica; lo hacemos ahora ante el martirio de los cristianos de Oriente, que interpela a nuestras raíces”.
Respondiendo a una pregunta de una periodista sobre la posibilidad de que intervengan fuerzas de pacificación en las zonas de más peligro, el presidente de la Comunidad de San Egidio, Marco Impagliazzo afirmó: “Pienso que el modelo más útil es el que se ha probado en el Líbano, donde la Unifil, la fuerza de paz liderada por Italia bajo bandera de la ONU garantiza la paz y podría ser un modelo aceptado por todos porque responde a la lógica del derecho internacional. Lo que falta en la actualidad son operaciones de policía internacional: no hay un organismo que garantice un modelo de policía internacional que intervenga en situaciones de emergencia. Pedimos a las Naciones Unidas que creen modelos jurídicos para llegar a dicho resultado”.
Por último, Andrea Riccardi subrayó que “no es suficiente pedir a los cristianos que se queden, hay que garantizarles que se puedan quedar, viviendo con seguridad”.