Brasil ha sido portada de los periódicos y titulares de noticias en el mes de julio narrando goles, penaltis, prórrogas y hazañas de grandes jugadores. Es así como el Mundial de Fútbol ha ocupado la atención de millones de personas en todos los rincones del mundo durante las últimas semanas. Mientras tanto, en un segundo plano quedaron las críticas y las consecuencias a nivel social que este evento deportivo ha dejado en el país latinoamericano.
De esta forma, el documental The price of the World Cup (El precio del Mundial), dirigido y realizado por Mikkel Keldorf, analiza y profundiza en este «legado social» que deja el Mundial de Fútbol, tomando como muestra dos de las ciudades brasileñas que fueron sedes: Río de Janeiro y Fortaleza. Elaborado antes de iniciar la competición deportiva de interés internacional, El precio del Mundial es una invitación a reflexionar sobre el origen de la problemática social y las protestas que surgieron durante los preparativos de la Copa.
El vídeo muestra en 30 minutos el drama de algunas de las 600 familias que fueron desplazadas de la Favela Metrô-Mangueira, frente al estadio de Maracaná, para dar paso a obras de infraestructura. Ante el incremento del costo de la vida que trajo el evento, el documental muestra la dramática realidad que han vivido las 20.300 familias que han sido “removidas” en Río de Janeiro, entre 2009 y 2013.
También la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) denunció en su momento este drama: «no es posible aceptar que, con motivo de la Copa, familias y comunidades enteras hayan sido desplazadas para la construcción de estadios y de otras obras estructurales, en una clara violación del derecho a la vivienda».
El documental también muestra la ciudad de Fortaleza, donde se invirtieron más de 100 millones de euros para la remodelación de su estadio, registra uno de los mayores índices de violencia y desigualdad social en el planeta: «es la quinta ciudad con mayor índice de desigualdad social del mundo (…). El 7 por ciento de los más ricos detentan un cuarto de las riquezas de la ciudad», en relación con la mayoría de la población que sufre por tener un ingreso muy inferior al promedio nacional.
Del mismo modo, el trabajo presentado por Keldorf, muestra la difícil situación a la que se enfrentan los niños que viven en la calle en Fortaleza. Además de esto, la acción de grupos de «exterminio» de habitantes de la calle, la ausencia de ayudas financieras para las organizaciones sociales y el incremento de acciones militares para «pacificar» las Favelas, aumentan también la vulnerabilidad de esta población.
La realización del Mundial de Fútbol en Río de Janeiro ha sido una ocasión para que la Iglesia y el papa Francisco recuerden la importancia del juego limpio y la posibilidad que el deporte brinda para crear cultura del encuentro.
Desde el Pontificio Consejo para la Cultura se presentó el viernes pasado una iniciativa para unir a todo el mundo por la paz, pidiendo que el domingo 13 de julio, día del último partido, se respetara un momento de silencio. La iniciativa se promovió también vía twitter, con el hashtag #PAUSEforPeace: «Únete a nosotros pidiendo una pausa a la guerra durante la final de la Copa del Mundo en Río. Una tregua por la paz».
Por su parte, el Santo Padre indicó en su cuenta de twitter (@Pontifex) que «Los Mundiales lograron el encuentro de personas de varias naciones y religiones. Que el deporte promueva siempre la cultura del encuentro».