Según el presidente del RnS, «el no bajar de la cruz del papa Ratzinger ha generado como un nuevo Pentecostés en el corazón de los hombres sobre todo de los no creyentes y de los incrédulos».
Ha escrito Martínez que papa Francisco es un «carismático» en el sentido que comunica al mundo un «exégesis viviente de la belleza de ser cristiano».
Un papa que viene de un continente que ya Juan Pablo II indicaba como el «de la esperanza». «Jóvenes tierras cristianas evangelizadas por el fervor de los europeos» de la que podría emerger la «nueva evangelización del mundo».
Para Martínez, la sencillez evangélica, la atención hacia los pobres, la fraternidad universal, un lenguaje sensible, directo al corazón y al espíritu del hombre hacen de la «misericordia de Dios la primera cifra del nuevo pontificado».
Para alimentar el fuego de la fe papa Francisco ha «bajado del trono» y ha pedido al pueblo de Dios «caminar juntos».
Al observar la humildad del papa Francisco, el presidente del RCC ha pensado en las palabras de San Agustín, «para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano».
Martínez ha subrayado que la invitación de papa Francisco a «no ceder al pesimismo y al desaliento» porque «tenemos la firme certeza que el Espíritu Santo da a la Iglesia, con su soplo poderosos, la valentía de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización» muestra que la «Iglesia está ‘bajo el viento impetuoso de Pentecostés» en el que el Espíritu quiere romper todas los resistencias y los miedos.
En el ensayo de Martínez retoma las palabras de Benedicto XVI y precisa que «la verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe», por esto, como había ya advertido el cardenal Leon Suenens, «no basta cambiar las estructuras, no basta cambiar el cuerpo de la Iglesia; debemos primero renovar el al alma y el alma de la Iglesia es el Espíritu Santo».
Frente al riesgo del pérdida de sustancia de la fe, Benedicto XVI ha escrito «no serán las tácticas que nos salvarán, sino un fe pensada y vivida de una forma nueva».
En este contexto el año de la fe es precisamente una invitación universal a la conversión del corazón de la Iglesia. ¿Pero qué fe? Se pregunta Martínez, y responde «la fe en Dios amor» porque «toda la misión evangelizadora de Cristo se ha cumplido en el amor y por amor».
Continúa Benedicto XVI «a la raíz de toda evangelización no hay un proyecto humano de expansión, sino un deseo de compartir el don inestimable que Dios ha querido darnos, participando de su misma vida».
«El hombre – ha añadido Martínez – es amado por Dios, todo hombre es amado por Dios y busca al Amado, Jesús. Este es el sencillo y tocante anuncio que la Iglesia le debe al hombre»
«La nueva evangelización – ha concluido el presidente del RCC – es sierva del amor, es discípula y sierva de este amor» por esto el compromiso principal de la nueva evangelización es «ayudar a todos los creyentes a redescubrir en Jesús el rostro auténtico de Dios».
Traducido del italiano por Rocío Lancho García