Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.
(ZENIT Noticias, 19.09.2021).- A raíz de la entrada en vigor de una ley texana que veta la posibilidad de abortar a un bebé si se escucha el latido del corazón (lo que suele ocurrir en torno a la semana número seis), el presidente Joe Biden aseguró a inicio de septiembre que comprometía a todo su gobierno para hacer todo lo posible para que asesinar bebés en Texas pudiera seguir siendo posible.
Unos días antes de que la así llamada “ley del latido del corazón” entrara en vigor en Texas, un estado con 29 millones de habitantes y 55 mil abortos provocados anualmente, el Centre for Reproductive Rights intentó que el Tribunal Supremo suspendiera la ley en el estado de Texas al interponer una controversia constitucional, pero no lo logró (los jueces no la aceptaron por 5 contra 4). Dado que a través del Supremo no se consiguió derribar la ley de Texas, el poder ejecutivo de Estados Unidos, con Kamala y Biden a la cabeza, entró en acción.
La ley en cuestión no sólo veta la posibilidad de abortar cuando el latido de un bebé es ya perceptible. Ante todo, obliga a realizar ecografías para percibir el latido del corazón sino que también posibilita que cualquier ciudadano pueda denunciar a quienes practican abortos no obstante que el corazón del bebé lata.
En una pregunta realizada por una periodista el pasado viernes 3 de septiembre, Joe Biden aseguró no creer que la vida humana comience en la concepción: “Respeto a quienes creen que la vida comienza en el momento de la concepción. No estoy de acuerdo, pero lo respeto. No voy a imponer eso a la gente”. Sin embargo, en 2012 Biden pensaba lo contrario. Lo declaró en un debate contra el republicano Paul Ryan: “La vida comienza en la concepción, ese es el juicio de la Iglesia. Lo acepto en mi vida personal”. Cuatro años antes, en otra entrevista, el mismo Biden había declarado estar “preparado como una cuestión de fe para aceptar que la vida comienza en el momento de la concepción”.
El punto en cuestión aquí no es otro que la volubilidad con que un personaje cada vez con más signos evidentes de demencia puede decretar el inicio de la vida humana, un inicio que parece estar cada vez más vinculado a la oscilación de sus convicciones ideológicas más que a la evidencia de una ecografía.
* El autor es el director editorial de ZENIT Noticias.