Católicos Ortodoxos con una réplica del icono de la Virgen de Mariúpol. Foto: Cari Filii

María y la devastación del ejército ruso, el papel del Rosario y el Papa y una alusión al mes del trabajo

“La coyuntura del inicio de mayo hizo que en un momento de las palabras de saludo el Papa hiciera una invitación a todos los católicos del mundo a rezar el Rosario por la paz”.

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 01.05.2022).- El primer día del mes de mayo, mes tradicionalmente dedicado en la Iglesia católica a la Virgen María, coincidió con domingo, día en que el Papa se asoma a la ventana del apartamento pontificio que da a la plaza de San Pedro para rezar y saludar con los peregrinos.

La coyuntura del inicio de mayo hizo que en un momento de las palabras de saludo el Papa hiciera una invitación a todos los católicos del mundo:

“Hoy comienza el mes dedicado a la Madre de Dios. Quisiera invitar a todos los fieles y comunidades a rezar el Rosario por la paz todos los días de mayo”.

A continuación el Papa dirigió sus pensamientos “a la ciudad ucraniana de Mariupol, «ciudad de María», bárbaramente bombardeada y destruida. Incluso ahora, desde aquí, renuevo el llamamiento para que se establezcan corredores humanitarios seguros para las personas atrapadas en las acerías de esa ciudad. Sufro y lloro pensando en el sufrimiento del pueblo ucraniano y en particular de los más débiles, los ancianos y los niños. Incluso hay informes terribles de niños expulsados y deportados”.

El 25 de marzo, tras el acto de consagración de Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María, las tropas rusas se replegaron en el extremo oriente de Ucrania. Muchos interpretaron esto como una acción inmediata de la Santísima Virgen. Pero sucedió algo especialmente doloroso: las tropas rusas se ensañaron con la ciudad mencionada por el Papa este 1 de mayo: Mariupol.

En efecto, esa importante ciudad portuaria de Ucrania ha sido el ejemplo del ensañamiento militar de los rusos. Y tampoco parece coincidencia que esa ciudad lleve el nombre de María: Mariupol significa eso, “ciudad de María”. Y hay también quiénes han visto en este ensañamiento una acción literalmente diabólica pues la ciudad ha sido reducida a escombros. De hecho, los habitantes que aún quedan sin poder salir, privados de alimentos y otras necesidades elementales, están en riesgo de muerte. En este contexto se entiende mejor la intermediación de diferentes países, entre ellos la Santa Sede, para tener corredores humanitarios que permitan llevar alimento, medicinas y atención a los ucranianos que permanecen en Mariupol.

Este domingo 1 de mayo también dijo el Papa con relación a todos esto:

“Y mientras asistimos a una macabra regresión de la humanidad, me pregunto, junto con tantas personas angustiadas, si realmente estamos buscando la paz; si existe la voluntad de evitar una continua escalada militar y verbal; si estamos haciendo todo lo posible para silenciar las armas. Por favor, no cedan a la lógica de la violencia, a la perversa espiral de las armas. ¡Tomemos el camino del diálogo y la paz! Recemos”.

Finalmente, además de saludar a los peregrinos, el Papa recordó que “hoy es el Día del Trabajo”. Y dijo a continuación:

“Que sea un estímulo para renovar nuestro compromiso para que el trabajo sea digno en todas partes y para todos. Y que el mundo del trabajo inspire la voluntad de desarrollar una economía de paz. Y quiero recordar a los trabajadores que murieron en el trabajo: una tragedia generalizada, quizás demasiado”.

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Redacción Zenit

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