Durante el viaje del papa Francisco en Jerusalén, fue posible ver que un franciscano le hacía de interprete con el hebreo y el árabe. Se trata del sacerdote argentino Silvio de la Fuente, nacido en Buenos Aires, fraile franciscano de la Custodia de Tierra Santa. ZENIT pudo entrevistarlo telefónicamente y nos relató algunos particulares interesantes que compartimos a continuación con nuestros lectores.
¿Qué fuera programa del papa Francisco nos puede contar?
–Fray Silvio: Hubieron varios signos pequeños pero muy bonitos de parte del Santo Padre, como el hecho que haya venido a comer a nuestro convento. Fue una cosa excepcional sobre todo porque vino a compartir ‘lo que pasa el convento’, no fue un almuerzo de lujo, o sea que comió lo que se sirve habitualmente.
Pero en esta visita no estaba programado, pues había otro almuerzo oficial ¿Verdad?
–Fray Silvio: Ese día tenía que ir al Notre Dame Center, es un hotel que está enfrente del convento de los frailes, un hotel muy bonito que tienen los Legionarios de Cristo [propiedad de la Santa Sede ndr.] y donde van muchas personalidades, e incluso con una cocina de alto nivel. El Santo Padre hablando con el nuncio apostólico, que le contó cuanto hacíamos, quiso estar con nosotros y así tuvimos el privilegio de contar con su presencia. Una parte pequeña de la delegación vino al convento, entre ellos estaba el patriarca Latino, Fuad Twal, y el secretario de estado, Pietro Parolín. O sea que parte de la comitiva papal almorzó en el Notre Dame Center, aunque a las personas y a otras comunidades que el Papa iba a encontrar en este hotel, les recibió de todos modos. No defraudó a nadie.
Ustedes cubren un rol importante en Jerusalén en cuanto la Custodia de Tierra Santa…
–Fray Silvio: Bueno, estamos en Medio Oriente desde 1217, la mayor parte de los santuarios de la zona son atendidos por nosotros, por voluntad de la Santa Sede.
¿Y del abrazo ante el muro, de Francisco con el rabino Skorka y el jeque Abboud que impresión tuvo?
–Fray Silvio: Fue impresionante ver a los tres hijos de Abrahán, porque en las tres religiones monoteístas reconocemos en él a un padre común. Fue muy simbólico: nuestros hermanos mayores estaban en el muro de los lamentos, nuestros hermanos menores arriba en la explanada de la mezquita, y el papa Francisco abrazando a los dos.
¿Cómo se vive el diálogo interreligioso en Jerusalén?
–Fray Silvio: Hay dos niveles de ecumenismo o diálogo interreligioso, el teológico o si queremos más científico, y otro que es el de la convivencia cotidiana, que si uno necesita, por ejemplo un pan va a lo de uno tiendero que es musulmán, o si necesita un aceite va a lo de un judío. Al fin y al cabo esa es también una convivencia interreligiosa, y uno no se pone a discutir sobre teología. El trato cotidiano eso abre ya al diálogo y estos gestos sencillos pero muy significativos que ha hecho Francisco, afirman y refuerzan algo que los frailes y tanta gente en Tierra Santa hacen desde hace tiempo.
Se tiene la impresión hay muchos fundamentalista, o esas son minorías
–Fray Silvio: Le doy un ejemplo cuando estudiaba hebreo en el Ulpan Milah también había musulmanes que lo hacían allí. Una de las dinámicas fue llevar fotos de nuestras familias para presentarlas y así practicar el idioma. Y fue hermoso ver como cada uno presentaba a su familia o a sus hijos y como un musulmán con barba que podía ser más ortodoxo mostraba fotos de sus hijos y otros que eran judíos también ortodoxos compartían sus fotos, y después se tomaba un café juntos y se preguntaba por los familiares etc. en un clima de gran serenidad y amistad.
¿Alguna otra cosa que le haya impresionado del Papa?
–Fray Silvio: La verdad es que me ha impresionado mucho la apertura y gentileza del Santo Padre hacia todos. Después de todas las visitas que tuvo, subimos al avión y vinieron los que hacían el servicio abordo, el Papa se tomó la foto con cada uno de ellos, después se puso a rezar. A continuación fue a hacer la rueda de prensa, y los del servicio de abordo le pidieron un autógrafo y si podía hablar con ellos… y él aceptó tranquilamente después de tres días de una visita tan llena. Y siempre dando esos signos de simpatía hacia los demás. Él mismo dijo que bastan a veces simples gestos como una sonrisa para que la relación entre dos personas surja o mejore.
¿El Papa encontraba tiempo para rezar en medio de un programa tan lleno?
–Fray Silvio: De hecho cuando íbamos en el coche o en el helicóptero, o también en el avión, él iba rezando, o con el breviario en la mano o con el santo rosario. A veces me preguntaba algo o yo le preguntaba o compartía algo con él, en otras ocasiones simplemente rezaba.