Por: Simone Varisco
(ZENIT Noticias – Caffe Storia / Roma, 03.04.2023).- Hay quienes han confiado los textos sagrados al arte, tratando de representar su profundo simbolismo, como los artistas de la Edad Media. Quienes destacaron su espectacularidad escénica, como John Martin y William Turner y, décadas más tarde, el cine de los colosos. Los que, de nuevo, vieron en él una actualidad dramática y secular, como Chagall.
Lo cierto es que el Éxodo del pueblo judío de Egipto sigue siendo uno de los episodios más fascinantes de la Biblia, capaz de sobrevivir hasta la era de la inteligencia artificial. Por supuesto, contaminado por lo que hoy es uno de los elementos más utilizados en la narración: el selfie.
Somos el ejército selfie, cantaban hace unos años el dúo Takagi & Ketra. Incluso podríamos aspirar a ser el Pueblo.
Entre fotomontajes que parecen todos iguales, destaca la serie de 17 imágenes de Dana Akerman Green, una joven desarrolladora de software israelí. «Un resumen del Éxodo de Egipto desde una nueva perspectiva», define la autora, licenciada por el Colegio Académico de Tel Aviv-Jaffa. Gracias a una generosa dosis de imaginación natural e inteligencia artificial. Es, según admite la propia Akerman Green, el proyecto en el que «más ha invertido hasta la fecha. Un gran reto, pero divertido».
Las imágenes –uno estaría tentado de decir las fotografías, pero eso significaría caer en la trampa artística tendida por la creadora– relatan, entre lo serio y lo humorístico, los acontecimientos que precedieron y acompañaron el despertar de los hijos de Israel y su salida de Egipto: el ascenso de un nuevo rey, la persecución de los hebreos, el recién nacido Moisés confiado a las aguas del Nilo y encontrado por la hija del Faraón, la zarza ardiente, las diez plagas con las que el Señor castiga a los opresores y, al mismo tiempo, educa a los oprimidos, hasta el famoso cruce del Mar Rojo.
Desde los escenarios hasta los personajes, todo se realiza gracias a las posibilidades que ofrece Midjourney, un motor de IA generativa, como explica Dana Akerman Green, alcanzada por Caffestoria.it. La intención (imaginaria) que mueve a los personajes es la misma (muy real) que anima a muchas personas: el deseo de inmortalizar un acontecimiento social y, al mismo tiempo, de aparecer a toda costa.
Así, rostros de hombres y mujeres (y animales) se alternan ante el supuesto objetivo: aterrorizados por las langostas, felices por un niño encontrado entre los juncos o tiernamente afligidos por la muerte de su hijo. Incluso Moisés en las orillas del Mar Rojo, con los pies en el agua, el sol en los ojos y el desconcierto del boomer frente a la cámara.
Las creaciones digitales de Dana Akerman Green han despertado hasta ahora bastante curiosidad en el mundo judío, incluido el anglosajón, se han hecho virales en América Latina y en los últimos días han empezado a ser retomadas también en los círculos católicos de Italia.
Si las imágenes hubieran retratado el lecho seco del río Adigio, habrían sido calificadas de plaga medioambiental (y política). Si, por el contrario, representaran la detención de Donald Trump, se trataría de un deepfake, la nueva frontera profunda de los bulos en línea. Siendo lo que son, el debate ya está abierto: ¿nada más que simpáticos memes para compartir en las redes sociales, experimentación tecnológica o una forma de arte? Algunos acabarán –quizá no del todo equivocados– encontrándolos una divertida herramienta pastoral. Sin condenarnos, esperamos, a una nueva plaga.
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.