(ZENIT Noticias / Roma, 11.03.2024).- El 13 de marzo el Papa Francisco cumple 11 años de haber sido elegido 266 sucesor de San Pedro. A lo largo de este pontificado ha habido fotos y videos icónicos. Uno de ellos es del 6 de marzo de 2024: el Papa se levanta de su silla de ruedas con la intención de subir el papamóvil, pero finalmente no lo logra.
Han sido dos las semanas que nos han mostrado a un Papa en otra etapa de la vida. Se ha tratado de una etapa que refleja enfermedad y esfuerzo. Por un lado, impresiona la carga de trabajo que Francisco mantiene a sus 87 años. Por otro, esa agenda visibiliza los límites que él mismo Pontífice reconoce: no sólo ha renunciado los últimos 15 días a pronunciar él mismo los discursos (los ha leído en su nombre monseñor Filippo Ciampanelli o Pierluigi Giroli) sino que ha querido decir cómo se siente y por qué no los lee él mismo, al inicio de las audiencias.
A los límites de salud el Papa ha tenido que enfrentar esta semana dos crisis más: por una parte, la diplomática y, por otra, la ecuménica.
La crisis diplomática ha venido por una entrevista que todavía no se proyecta pero que ya desató un conflicto. A inicios de febrero de 2024 el Papa concedió una entrevista a la Radio Televisione Svizzera. La entrevista será proyectada el 20 de marzo. Sin embargo, gracias a algunos adelantos en texto, se conoció una respuesta del Papa que ha gustado muy poco al gobierno ucraniano. Pregunta el entrevistador (Lorenzo Buccella) a Francisco: “En Ucrania hay quienes piden el valor de la rendición, de la bandera blanca. Pero otros dicen que eso legitimaría a los más fuertes. ¿Qué opina usted?”. Y a eso la respuesta es:
«Es una interpretación. Pero creo que el más fuerte es el que ve la situación, piensa en el pueblo y tiene el valor de la bandera blanca y negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. Están ahí. Esa palabra negociar es una palabra valiente. Cuando ves que estás derrotado, que la cosa no va, ten el valor de negociar. Y sientes vergüenza, pero si sigues así, ¿cuántas muertes (habrá) entonces? Y acabará aún peor. Negociar a tiempo, buscar algún país que medie. Hoy, por ejemplo, con la guerra de Ucrania, hay muchos que quieren mediar. Turquía, por ejemplo… No se avergüencen de negociar antes de que empeore».
El entrevistado provoca más al Papa y le dice: “¿Usted mismo se ofreció a negociar?”. Y Francisco puntualiza:
«Estoy aquí, y punto. Envié una carta a los judíos de Israel, para reflexionar sobre esta situación. Negociar nunca es rendirse. Es el valor de no llevar al país al suicidio. Los ucranianos, con la historia que tienen, pobrecitos, los ucranianos en tiempos de Stalin cuánto sufrieron…».
Y le vuelve a interpelar el periodista: “¿Es el blanco del coraje?”. A lo que el Papa contesta: “De acuerdo, es el blanco del coraje. Pero a veces la rabia que te lleva al coraje no es blanca…».
Ha sido el ministro de exteriores ucraniano, Dmitró Kubela, quien ha dado respuesta pública al Papa el domingo 10 de marzo en las redes sociales: “El más fuerte es el que, en la batalla entre el bien y el mal, se sitúa del lado del bien en lugar de intentar equipararlos y llamarlo ‘negociaciones’”.
El ministro Kubela añade: “Respecto a la bandera blanca, conocemos la estrategia de este Vaticano desde la primera mitad del siglo XX. Insto a no repetir los errores del pasado y a apoyar a Ucrania y a su pueblo en su justa lucha por sus vidas (…) Nuestra bandera es amarilla y azul. Esta es la bandera por la que vivimos, morimos y prevalecemos. Nunca izaremos ninguna otra bandera”.
The strongest is the one who, in the battle between good and evil, stands on the side of good rather than attempting to put them on the same footing and call it “negotiations”.
At the same time, when it comes to the white flag, we know this Vatican's strategy from the first half…
— Dmytro Kuleba (@DmytroKuleba) March 10, 2024
El embajador de Ucrania ante la Santa Sede también se pronunció a través de redes sociales: “¡Es muy importante ser coherente! Cuando se habla de III Guerra Mundial, que es la que hay ahora, es necesario aprender las lecciones de la II Guerra: ¿Alguien habló entonces seriamente de negociaciones de paz con Hitler y de bandera blanca para satisfacerle? Así que sólo hay una lección: si queremos acabar con la guerra, ¡hay que hacer todo lo posible por matar al Dragón!”.
Desde la Sala de Prensa de la Santa Sede han tenido que salir al paso para “aclarar” el pensamiento del Papa. El portavoz Matteo Bruni declaró a la prensa acreditada (traducción de ZENIT):
El Papa utiliza el término bandera blanca, y responde tomando la imagen propuesta por el entrevistador, para indicar con ella el cese de las hostilidades, la tregua alcanzada con el valor de la negociación. En otro momento de la entrevista, hablando de otra situación de conflicto, pero refiriéndose a cualquier situación de guerra, el Papa afirma claramente: «la negociación nunca es rendición».
El deseo del Papa sigue siendo el mismo que ha repetido siempre en los últimos años, y que repitió recientemente con ocasión del segundo aniversario del conflicto: «Mientras renuevo mi más profundo afecto al martirizado pueblo ucraniano y rezo por todos, en particular por las innumerables víctimas inocentes, imploro que encontremos esa pizca de humanidad que permita crear las condiciones para una solución diplomática en la búsqueda de una paz justa y duradera.»
A la crisis diplomática se suma una crisis ecuménica: tras el pronunciamiento poco favorable de la comunidad ortodoxa numéricamente más grande en el mundo sobre la Declaración Fiducia Supplicans (los ortodoxos rusos), que permite las “bendiciones pastorales” a parejas del mismo sexo, llega otro pronunciamiento de otra comunidad ortodoxa: la de los coptos egipcios. La diferencia es múltiple: la Iglesia católica llevaba una muy buena relación con los coptos. Tan es así que en mayo de 2023 el patriarca Tawadros (al que ellos llaman Papa) co-presidio la audiencia general con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, ambos incluyeron el catálogo de los mártires a coptos martirizados en Libia e incluso se les permitió tener la misa en la catedral de Roma. Otra diferencia es el alcance del pronunciamiento. Mientras que los ortodoxos rusos sólo señalan a Fiducia Supplican de distanciarse de la enseñanza moral cristiana, los ortodoxos coptos van más allá.
Tras estudiar Fiducia Supplicans, los copto-ortodoxos han decidido tomar tres medidas:
1º Suspender el diálogo teológico con la Iglesia católica
2º Reevaluar los resultados obtenidos por el diálogo desde su inicio hace veinte años
3º Establecer nuevas normas y mecanismos para que el diálogo prosiga en el futuro
En síntesis: Fiducia Supplicans hace retroceder 20 años el camino ecuménico con los coptos.
En todo este contexto una luz de mejora en la salud del Papa se pudo ver el viernes 8 de marzo: Papa Francisco fue a una parroquia romana para presidir la liturgia penitencial en el contexto del evento anual “24 horas para el Señor”. Leyó por cuenta propia toda la homilía y se le escuchó una voz más restablecida. En ZENIT tradujimos la homilía, pues es francamente preciosa (puede leerse aquí). Hay una parte con la que queremos cerrar esta crónica pues aplica no sólo a las crisis tratadas líneas arriba. Decía el Papa:
“Hay una mala costumbre: la de convertir a nuestros compañeros de viaje en adversarios. Y tantas veces lo hacemos. Los defectos del prójimo nos parecen exagerados y sus méritos ocultos; ¡cuántas veces somos inflexibles con los demás e indulgentes con nosotros mismos! Sentimos una fuerza imparable para hacer el mal que quisiéramos evitar”.
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