Tierra Santa: aplazan la sentencia sobre el muro que desaloja a familias cristianas

Con el plan actual del Ejército, sus tierras en el valle de Cremisán serían anexadas por el Estado de Israel y a dos asentamientos

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El Tribunal Supremo de Israel ha aplazado a los próximos días el pronunciamiento, que estaba previsto para este miércoles, sobre un recurso al trazado del muro de separación que las autoridades israelíes quieren hacer pasar por los terrenos de 58 familias palestinas y de dos comunidades religiosas salesianas en la localidad de Beit Yala, para separar Jerusalén de Belén. El alcalde de este municipio con el 80 % de la población cristiana, Nael Salman ha asegurado a los medios locales que la decisión final podría todavía retrasarse dos meses.

«En la reunión celebrada ante la Corte, los abogados de las partes dañadas han sido competentes y han desmantelado las mentiras de los abogados de la otra parte y del responsable del trazado del muro que no han dado una buena imagen», ha asegurado el sacerdote católico Mario Cornioli en declaraciones a la agencia Fides.

Para este sacerdote de Beit Yala, «la destrucción del valle de Cremisán y la expropiación de tierras no pueden de ninguna manera ser justificadas por razones de seguridad».

Además, ha explicado que «desde el comienzo del conflicto, se han sugerido rutas alternativas para el trazado del muro». 

Y ha concluido asegurando que «si los tres jueces que decidirán son justos y honestos, el muro no pasará por allí. Nosotros, mientras tanto, seguimos orando».

Un día antes de la audiencia, el Holy Land Coordination –el organismo de los obispos de los Estados Unidos, Europa, Canadá y África del Sur, que se desplaza periódicamente a Tierra Santa para dar apoyo y aliento a las comunidades cristianas locales– hizo un llamamiento para que se haga “justicia en el valle de Cremisán, cerca de Belén”.

“Reconocemos el derecho de Israel a vivir dentro de fronteras seguras”, habían escrito en su mensaje los obispos, “sin embargo, la ruta del muro de seguridad se desvía significativamente de la Línea Verde, la línea de demarcación de reconocimiento internacional que separa Israel y los territorios conquistados en la Guerra de los Seis Días del 1967”.

Los prelados instaban también a sus respectivos gobiernos “a alentar a Israel para que siga el derecho internacional y respete la vida de estas familias” y expresaban su preocupación de que este muro de seguridad sirva más “para consolidar los asentamientos y separar de forma permanente a Belén de Jerusalén”.

Por su parte, Mons. Richard E. Pates, presidente del Committee of International Justice and Peace de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, había escrito al Secretario de Estado, John Kerry, para solicitar iniciativas a fin de que “Israel dejase de confiscar sin necesidad tierras palestinas de la West Bank ocupada”.

“Cuando vi la belleza de este valle agrícola y escuché el testimonio de las familias cristianas que ven amenazadas sus tierras, sus medios de vida y sus tradiciones de familia seculares”, reconocía en su carta a Kerry el obispo de Des Moines “me he quedado escandalizado por la injusticia de todo esto”.

El pasado año, el párroco Ibrahim Shomali entregó además, en Roma, una carta al papa Francisco en la que solicitaba la ayuda del Pontífice.

El tortuoso camino judicial de los vecinos de Beit Yala comenzó casi ocho años atrás, cuando interpusieron un recurso contra la construcción de un tramo del muro que dividiría el valle de Cremisán.

Las 58 familias propietarias de las tierras, junto a representantes eclesiásticos, iniciaron una demanda conjunta ante el Tribunal de la Magistratura de Tel Aviv.

Las acciones legales contra la construcción del muro del valle fueron impulsadas por la Sociedad de Saint Yves, la organización católica para los Derechos Humanos asociada a la Asamblea de Obispos Católicos de Tierra Santa.

Su petición se fundamentó en defender un rediseño del trazado del muro para evitar que dos propiedades de la Familia Salesiana, campos de deporte y hectáreas sembradas de viñedos, almendros y olivos quedaran fuera de su alcance una vez construido el muro.

Con el plan israelí actual, estas tierras pasarían a formar parte del Estado de Israel y quedarían anexionadas a dos asentamientos israelíes que rodean la localidad cisjordana, Gilo y Har Gilo, ahora separados.

El tribunal de Tel Aviv publicó el 24 de abril de 2013 su veredicto sobre la cuestión del valle de Cremisán que confirmaba la ruta previamente acordada del muro que separa el convento de los salesianos del convento de las hermanas salesianas (que dirigen una próspera escuela) y, al mismo tiempo, incluye los terrenos de 58 familias palestinas de Beit Yala en la zona del asentamiento israelí de Gilo.

El ejército israelí ha afirmado reiteradamente que el trazado previsto para el muro debe pasar necesariamente por las terrazas del valle de Cremisán, por razones de seguridad. Pero los demandantes palestinos no han consideran convincente este argumento y en su recurso contra los planes del Ejército han propuesto rutas alternativas. 

Cremisán es un hermoso valle que acumula siglos de historia, terrazas de piedra, olivos, almendros, melocotoneros y viñedos, presentando una belleza única. Ubicado dentro del triángulo que forman los municipios de Jerusalén, Beit Yala y Al Walaye, acoge un monasterio y un convento salesianos, allí establecidos desde 1891. También una conocida bodega, que produce el vino palestino por excelencia. Además, alberga las viviendas y propiedades de 58 familias palestinas, que podrían ser expropiadas forzosamente por la construcción del muro fronterizo, si los tribunales de justicia así lo determinan próximamente.

Israel comenzó a construir la «barrera de separación» de Cisjordania (que en la mayor parte de su trazado consiste en una verja metálica con sensores pero que en las áreas urbanas y en los alrededores de Jerusalén se convierte en un muro de hormigón de entre 6 a 10 metros de altura) en el año 2002 por razones de seguridad. Ahora bien, según una opinión consultiva del Tribunal Internacional de Justicia de 2004, el trazado debería adecuarse a la demarcación fronteriza previa a la guerra de los Seis Días en 1967.

Pero dicha barrera –sea en forma de verja metálica o de muro de hormigón– penetra en el territorio palestino para anexionarse de facto una parte importante de este. Es el caso de las ciudades de Belén y Beit Yala, que han visto enormemente mermada la extensión de sus correspondientes términos municipales para posibilitar la construcción y expansión de los asentamientos israelíes de Har Homá, Gilo y Har Gilo.

El valle de Cremisán constituye un ejemplo concreto de este fenómeno, pues la construcción del muro en esta zona pretende unir Gilo y Har Gilo entre sí y a ambos con Jerusalén, separándolos a su vez de Beit Yala y Belén.

Hasta que se celebre una nueva vista o se conozcan más detalles sobre el desarrollo de este caso, los afectados seguirán manteniendo algunas formas de protesta pacíficas como han hecho hasta la fecha, como las misas que celebran cada viernes desde hace años en el valle.

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Iván de Vargas

Profesional de la comunicación con más de 15 años de experiencia en la información religiosa. A lo largo de su dilatada trayectoria, ha desempeñado diferentes responsabilidades: delegado diocesano de Medios de Comunicación Social de Córdoba y director de la Revista Primer Día; director de comunicación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM); redactor jefe del Semanario Alba, y responsable de comunicación de María Visión España, donde ha dirigido y presentado diferentes programas de TV. Asimismo, ha sido colaborador de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales (Cadena Cope, Popular TV, Intereconomía TV, Radio Intereconomía, La Nación, Trámite Parlamentario y Municipal, Radio Inter, Radio María, Semanario Alfa y Omega, Avvenire, etc.). En este tiempo, ha estado especialmente vinculado a la cobertura informativa de las actividades del Papa y la Santa Sede. Actualmente es redactor de la agencia ZENIT. También es miembro fundador de Crónica Blanca y socio de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E).

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