Tras la reunión de donantes para las víctimas de la guerra en Siria, mantenida este miércoles en Kuwait, distintos países de la comunidad internacional anunciaron que incrementarán su contribución humanitaria para los civiles que día a día intentan sobrevivir a los constantes enfrentamientos entre el régimen de Bashar al Assad y los diversos grupos rebeldes muchos de los cuales apoyados por países de la región. La ayuda también estará destinada a los millones de refugiados.
En su discurso en la apertura de la reunión de donantes, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon subrayó que la situación se había deteriorado dramáticamente desde la celebración hace un año de una reunión similar en Kuwait.
«El año pasado, cuando nos reunimos aquí […] cuatro millones de sirios necesitaban ayuda y había 700.000 refugiados», declaró. Hoy, «la mitad de la población siria, cerca de 9,3 millones de personas, necesitan ayuda humanitaria urgente, y casi la mitad son niños», precisó.
La ONU dijo que necesita 2.300 millones de dólares para ayudar a esos 9,3 millones de personas en Siria y otros 4.200 millones para los refugiados, cuyo número debería casi duplicarse hasta llegar a los 4,1 millones en 2014.
Esta reunión de los representantes de 69 países y 24 organizaciones de todo el mundo se lleva a cabo una semana antes de la conferencia de paz Ginebra-2, que debería desembocar, espera Ban Ki-moon, en «detener la violencia» y establecer «un gobierno de transición dotado de poderes ejecutivos».
Desde el comienzo de la revuelta pacífica contra el régimen de Bashar Al Asad, en marzo de 2011, que se transformó en guerra civil, la violencia en Siria ha dejado más de 130 mil muertos y 2,4 millones de refugiados.
La oposición siria todavía no ha anunciado si asistirá a Ginebra-2, en la que Rusia y el enviado especial de la Liga Árabe y de la ONU para Siria, Lakhdar Brahimi, desearían que participara Teherán, aunque Estados Unidos, por el momento, se opone.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, cuyo país es el principal respaldo internacional de Damasco, afirmó el lunes en Beirut que los Estados que buscan apartar a Irán de la conferencia lo lamentarían.
Por su parte, el presidente sirio Bashar al-Asad declaró este miércoles que la influencia política y religiosa de Arabia Saudí es «una amenaza para el mundo».
«El pueblo sirio y otros pueblos de la región saben lo grave que es la amenaza del ‘wahabismo’ y todo el mundo debe seguir luchando contra el ‘wahabismo’ y su erradicación», afirmó Asad, refiriéndose a la doctrina religiosa sunita de Arabia Saudí, que consiste en una interpretación literal del Corán.
Arabia Saudí es un apoyo clave para los rebeldes que luchan contra el régimen de Bashar al-Asad desde marzo de 2011. Irán apoya, por el contrario, al presidente Asad.
La reunión de donantes en Kuwait se produce dos días después de que en la Academia Pontificia de las Ciencias concluyera un foro sobre la guerra civil en Siria, en el que se hizo un llamamiento al cese inmediato de la violencia, se pidió el comienzo de la reconstrucción del país y el inicio del diálogo entre las distintas comunidades.
El encuentro mantenido en el Vaticano, fue inaugurado por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean -Louis Tauran.
En un comunicado hecho público ayer se manifiesta la esperanza de que la conferencia de paz, llamada Ginebra-2, permita «al pueblo de Siria, la región y el mundo concebir un nuevo inicio y poner fin a la violencia que ha costado más de 130.000 vidas, dejando en ruinas y en el caos un hermoso país».
Según los expertos internacionales que han participado en esta jornada de trabajo, el primer paso es un alto el fuego y el fin de la violencia: «todos los combatientes deben deponer las armas, las potencias extranjeras deben tomar medidas para detener el flujo de armamentos y su financiación”.