Mosaico de intervenciones signo de la universalidad de la Iglesia

Intervinieron Maria Voce, sor Mary Wirtz y el prior de Taizé

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Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 17 octubre 2012 (ZENIT.org). – Se realizó hoy la décimoquinta Congregación general del sínodo de obispos sobre «La nueva evangelización y la transmisión de la fe». Por la mañana, al inicio de la Audiencia general que Benedicto XVI da los miércoles en la Sala Pablo VI, los participantes del sínodo estaban ya reunidos.

«El clima está realmente muy bueno» indicó el portavoz en idioma español José María Gil Tamayo, quien subrayó «la diversidad de temas que corresponde con la universalidad de la misión de la Iglesia».

El portavoz añadió que los obispos jóvenes están haciendo las oraciones por la mañana, como el de San Vicente, El Salvador, monseñor José Elías Rauda Gutiérrez, lo hizo y con el papa presente». Y precisó que en la sala de los padres sinodales hoy se inició con el canto de la Hora tercera y a continuación fueron las diversas intervenciones que ya cuentan con la de algunos auditores.

El mosaico de intervenciones fue muy amplio, destacó el portavoz, desde la intervención del cardenal arzobispo de Bombay, Oswald Gracias, sobre la primavera árabe, la necesidad de una distribución más equitativa de los bienes, la ética económica y la transparencia en la gestión de los bienes de la Iglesia para acrecentar la confianza; pasando por el obispo Juan Nsue de Guinea Ecuatorial, en donde el 95% de la población considera que el evangelio es para el hombre la verdad fundamental de la vida; llegando al obispo de Ruanda, Jean Damascène Bimenyimana que abordó problemas como la reconciliación entre las etnias africanas y el tema de las viudas y los huérfanos después de las masacres.

Se llegó hasta Tonga, con el obispo Soane Mafi, que revindicó más sencillez para los jefes de la Iglesia, enseñándola en el seminario y excluyendo así la prepotencia. Y desde el lejano Kazajistán, su representante en el sínodo, el obispo Janusz Kaleta, indicó el rol fundamental que la familia tuvo en la transmisión de la fe en la época sovietica, y el que los abuelos y padres deben tener ahora cuando los jóvenes se sienten afectados por la secularización.

Volviendo al mismo Vaticano, donde su secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, indicó la contribución que la diplomacia de la Santa Sede ofrece en la trasmisión de la fe, en particular en el contexto de nueva evangelización.

Armonizar dimensión jeráquica y carismática

Entre las intervenciones fuertes de hoy figura una sobre la armonización entre la vida religiosa, los carismas y los pastores del pueblo de Dios. El tema fue abordado por el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos. Indicó que durante décadas existió desacuerdo por desconocimiento sobre carismas y misión eclesial. Subrayó que la nueva evangelización es inseparable de una renovación de la comunión eclesial y las relaciones entre la dimensión carismatica y la jerarquía, en particular la vida consagrada. Invitó por lo tanto a profundizar el documento ‘Mutuae Relationes‘ que debería ser actualizado, visto el desarrollo de la dimensión carismática de la Iglesia en las últimas décadas.

Ayer martes por la tarde, en cambio fue la intervención del presidente de relaciones públicas del Patriarcado de Moscú, Alfeyev Hilarión que indicó el tema de la nueva evangelización importante para todos los cristianos. Reivindicó que «una colaboración más estrecha entre los cristianos de diferentes tradiciones podría significar que el testimonio de Cristo y su misión de salvación en el mundo moderno fuesen más convincentes». Y concluyó que «nuestras Iglesias son cada vez más conscientes de la necesidad de unir esfuerzos, para que se oiga la respuesta cristiana a los desafíos de la sociedad moderna».

Heroísmo humilde de los cristianos

El cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana subrayó la invitación de Cristo: “No temáis”, que ha resonado «fuerte en el aula del Sínodo, ágora de los pueblos».

Y que Pedro caminando sobre las aguas da un mensaje a los Pastores, sacerdotes y comunidades cristianas: «Debemos tener firmemente fija la mirada en el rostro del Señor, si no nos hundimos en los temores».

Invitó a reconocer los signos de la obra de Dios, como el difuso tesoro de heroísmo, humilde y cotidiano de los cristianos, que no llama la atención pero construye la historia, en Italia con veinticinco mil parroquias, que son un patrimonio que no se ha de desperdiciar.

Consideró algunas tendencias culturales contrarias al Evangelio, en particular la que considera el “límite” como negación de la libertad individual. «Si bien la experiencia del límite –ontológico, moral, afectivo, psíquico- es un gran aliado del Evangelio, ya que afirma que el hombre tiene necesidad de los demás y, en primer lugar, del Otro que es Dios», concluyó el purpurado.

Presencias de frontera

La presidenta del Movimiento de los Focolares, María Voce, recordó que su movimiento está en 194 países, en los más diversos sectores sociales y muchas veces en zonas de frontera. Consideró fundamental la formación de sus miembros para que puedan ser «luz, levadura y sal». Añadió que su movimiento tiene formas de testimonio colectivo, como jornadas, las Mariapolis; y las ciudadelas en donde la ley de los habitantes es el nuevo mandamiento. Indicó como vía privilegiada la del diálogo, ecuménico, interreligioso.

La presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, sor Mary Wirtz, de Estados Unidos, se dijo convencida de rol de los religiosos en la nueva evangelización. «Durante siglos fuimos una presencia profética y un testimonio en la Iglesia, que está vivo y sano y seguirá siéndolo».

Estuvo también como invitado especial fray Alois, prior de la comunidad ecuménica de Taizé, Francia. Señaló que «en Taizé, nosotros tratamos de ayudar ardientemente a los miles de jóvenes católicos, protestantes y ortodoxos de diversos países, que realizan una estancia entre nosotros, a realizar una experiencia de comunión».

«La búsqueda –indicó- de una relación personal con Dios, a través de la belleza de los cantos, el silencio, la sencillez de la liturgia, está en el centro de estos encuentros». Y concluyó que en Taizé, «no queremos retener a los jóvenes a nuestro alrededor, sino ponerlos en relación con sus Iglesias». Pues «la esperanza y la fe pueden nacer cuando existe una experiencia de comunión».

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ZENIT Staff

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