En una iglesia llena de gente, con treinta mil jóvenes fuera del templo, y bajo la lluvia, el papa instó encarecidamente a los obispos y al clero de salir de los templos y encontrarse con la gente. Instó asimismo a las personas mayores a que no acepten la exclusión ni la eutanasia.
Pidió a los jóvenes a no aceptar una fe líquida, sino de aliarse con los ancianos para testimoniar el mensaje del Hijo de Dios muerto en la cruz.
Hablando de modo espontáneo, el obispo de Roma ha confesado que tiene la esperanza de que surga un movimiento de la JMJ, que lleve a que la Iglesia salga de las diócesis y vaya a la calle para encontrar a la gente.
«Tenemos que salir, de otro modo nos convertimos en una organización no gubernamental, y la Iglesia no puede ser una ONG», subrayó.
«El mío es un consejo, y que los obispos, y los que no estén de acuerdo me perdonen», agregó.
Al referirse a la situación mundial, explicó que estamos frente a una «cultura del dios dinero que tiende a excluir a las personas.»
Las personas mayores, por ejemplo, corren el riesgo de la eutanasia, con la exclusión de la medicina, de la cultura y de la sociedad.
Según el pontífice, el número de jóvenes sin trabajo es muy alto, y si no se remedia se pondrá en peligro el futuro de nuestra sociedad.
Por esto el papa Francisco ha propuesto una alianza entre los jóvenes que «tienen que salir y hacerse valer mediante la promoción de las virtudes y los valores»; y los ancianos, que «deben transmitir la sabiduría, la memoria y la justicia».
El santo padre hizo un llamado a los jóvenes diciéndoles: «no vayan en contra de los ancianos, escúchenlos» y «sigan adelante juntos, no se dejen excluir».
Hablando de la fe en Jesucristo, el papa dijo que «es una cosa muy seria».
«Es un escándalo que Jesús haya muerto en la cruz», añadió. Pero su sacrificio en la cruz “sigue siendo el único camino correcto «.
«Por favor –recomendó el papa–, no diluyan la fe, no permitan que la vuelvan líquida. Nosotros nutrimos nuestra fe en el Hijo de Dios que murió por cada uno de nosotros».
El papa Francisco concluyó diciendo que «en este momento siento lo hermoso que es tenerlos en mi corazón. Me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, gracias por estar cerca de mi. Gracias por sus oraciones. Necesito de sus oraciones».
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