ROMA, domingo, 10 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Ha sido otro año difícil para los cristianos en Turquía, aunque en realidad ha acabado como comenzó, con problemas.
A principios de diciembre, tres musulmanes entraron en la Iglesia de Meryem Ana, una iglesia ortodoxa siria en Diyarbakir, y se enfrentaron al reverendo Yusuf Akbulut, según informaba el 15 de diciembre Compass Direct News, una agencia especializada en informar sobre la persecución religiosa.
Dijeron al sacerdote que, a menos que destruyera el campanario en una semana, le matarían. Según parece los musulmanes actuaban como una reacción al reciente referéndum de Suiza que prohibió la construcción de nuevos minaretes para las mezquitas.
Según la información, Meryem Ana tiene una antigüedad de 250 años y es una de las pocas iglesias que sirven a la comunidad siria de Turquía.
Los cristianos siriacos son un minoría étnica y religiosa en Turquía y fueron uno de los primeros grupos en aceptar el cristianismo, afirmaba el artículo de Compass News Direct.
El año había comenzado mal, con una disputa de tierras que implicaba a uno de los monasterios cristianos más antiguos del mundo, informaba el 21 de enero Reuters. El monasterio siriaco del siglo V Mor Gabriel se encuentra en Midyat, una aldea cercana a la frontera con Siria.
«Ésta es nuestra tierra. Hemos estado aquí durante más de 1.600 años», afirmaba según el reportaje Kuryakos Ergun, director de la Fundación Mor Gabriel.
Los problemas comenzaron cuando funcionarios del gobierno turco rediseñaron en el 2008 los límites alrededor de Mor Gabriel y de las aldeas cercanas como parte de una labor de puesta al día de un registro de tierras.
Según los monjes, los nuevos límites les quitan una gran porción de tierra que el monasterio ha poseído durante siglos. También convierte parte de la tierra del monasterio en un bosque público.
La alternativa, huir
Según Reuters, cuando Ataturk fundó Turquía tras la Primera Guerra Mundial había 250.000 siriacos. Hoy suman sólo 20.000, puesto que muchos han dejado el país para escapar a la persecución.
El Wall Street Journal publicaba el 7 de marzo un largo artículo sobre la disputa de la propiedad del monasterio. El artículo señalaba que la disputa tiene lugar en un momento crucial en el intento constante de Turquía de ser aceptada como miembro de la Unión Europea.
El obispo Timotheus Samuel Aktas, superior del monasterio, preside una comunidad en disminución, compuesta por sólo 3 monjes y 14 monjas. En la zona hay cerca de 3.000 cristianos siriacos.
El monasterio, fundado en el 397, tiene una gran importancia simbólica, explicaba el artículo, y es considerado por los siriacos como una especie de «segunda Jerusalén».
Las batallas han proseguido en los tribunales y, en otro nexo con los acontecimientos de Suiza, el Consejo Federal de Suiza adoptó hace poco una moción de apoyo al monasterio en Turquía.
Según un reportaje del 8 de diciembre de la Assyrian International News Agency, la moción indica: «Se ha pedido al Consejo Federal que intervenga ante el gobierno turco para asegurar que se sigue garantizando la propiedad de los monasterios siriacos en el sureste de Turquía, y que los derechos de la minoría asiria se respetan según los criterios de Copenhague».
Los criterios de Copenhague hacen referencia a una serie de principios que un país debe cumplir para unirse a la Unión Europea, como actualmente intenta Turquía. Uno de ellos tiene que ver con el respeto de los derechos humanos y la protección de las minorías.
Acusaciones
Durante los pasados 12 meses, otros casos de intolerancia han salpicado la vida de los cristianos en Turquía. El 16 de octubre Compass Direct News informaba del juicio a dos cristianos, acusados de haber insultado el Islam.
El abogado defensor Haydar Polat dijo que el juicio fue un escándalo, señalando el hecho de que en los procedimientos tres de los testigos de la acusación admitieron que incluso ni conocían a los dos cristianos acusados.
Hakan Tastan y Turan Topal fueron arrestados en octubre de 2006 acusados de haber vilipendiado lo turco y el Islam mientras hablaban de su fe con tres jóvenes en Silivri, una ciudad a una hora de coche al oeste de Estambul. Podrían sufrir una pena de prisión de dos años si se les considera culpables de los cargos.
El asunto todavía no ha concluido, con el procedimiento aplazado hasta el 28 de enero de 2010, debido a que el tribunal ha vuelto a emplazar a tres testigos más de la acusación que no se presentaron en la audiencia.
Luego, el 4 de diciembre, Compass Direct News publicaba un reportaje sobre una encuesta que mostraba que la mitad de la población de Turquía se opone a que miembros de otras religiones organicen reuniones o publiquen materiales para explicar su fe.
La encuesta también mostraba que casi el 40% de la población de Turquía afirmaba tener puntos de vista «muy negativos» o «negativos» de los cristianos.
La encuesta, llevada a cabo en el 2008, formaba parte de un estudio encargado por el International Social Survey Program, un grupo de académicos de 45 naciones que llevan a cabo encuestas e investigaciones sobre temas sociales y políticos.
Situación general
Forum 18, una organización de derechos humanos noruega, publicaba el 27 de noviembre un estudio sobre la libertad religiosa en Turquía. La organización toma su nombre del artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que declara que todos tienen derechos a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
El estudio concluía en general «que el país sigue viviendo graves violaciones de los estándares internacionales de derechos humanos a la libertad de religión o creencia».
Turquía no ha dado reconocimiento legal a las comunidades religiosas en su propia legislación como comunidades independientes con pleno estatus legal – como el derecho a sus propios lugares de culto y la protección legal que las comunidades religiosas normalmente tienen bajo el imperio de la ley, según Forum 18.
Por otro lado, el estudio observaba que los cristianos han sido objeto de una serie de ataques violentos y asesinatos en los últimos años.
El gobierno, explicaba el estudio, sigue comprometido con el «laicismo» de Mustafa Kemal Ataturk. Este implica no sólo el control estatal del Islam, sino también restricciones a la capacidad de los no musulmanes y de los musulmanes fuera del control estatal para ejercer la libertad de religión o creencia.
Comunidades tan distintas como los musulmanes alevíes, los católicos, los ortodoxos griegos, los protestantes, y la Iglesia ortodoxa siria han visto pocos avances a la hora de resolver sus problemas de propiedad, añadía el estudio.
De hecho, incluso las comunidades religiosas reconocidas no pueden poseer propiedades, como los lugares de culto, por sí mismas.
Es prácticamente imposible encontrar gente de procedencia no musulmana en los puestos de funcionarios civiles de más alto nivel e imposible en los rangos más altos del ejército, continuaba el estudio.
Intolerancia
Forum 18 enumeraba los ataques mortales contra los cristianos de los últimos años: el asesinato del padre Andrea Santoro, un sacerdote católico, en el 2006; el asesinato de dos protestantes de etnia turca, Necati Aydin y Ugur Yuksel, y de un alemán, Tilmann Geske, en Malatya en el 2007. Luego, en julio de 2009, Gregor Kerkeling, un hombre de negocios católico alemán, contratado por un turco, era asesinado por ser cristiano por un joven mentalmente desequilibrado.
Entre las causas de la intolerancia el estudio citaba la habitual desinformación y difamación contra los cristianos, tanto en el discurso público como en los medios. Asimismo, la intolerancia es activamente promovida dentro del curriculum escolar.
El informe concluía diciendo que los graves problemas de falta de libertad religiosa en Turquía plantean serias dudas sobre si el país está de verdad comprometido con los derechos humanos universales para todos.
Turquía, por supuesto, no es la única que limita la libertad religiosa. El 16 de diciembre, un informe, titulado «Restricciones Globales a la Religión», era publicado por el Forum sobre Religión y Vida Pública del Pew Research Center.
Mostraba que 64 naciones – cerca de un tercio de los países del mundo – imponen restricciones fuertes o muy fuertes a la religión. Además, dado que algunos de los países más restricción tienen mucha población, cerca del 70% de la población mundial vive en países con fuertes restricciones a la religión, que con frecuencia sufren sobre todo las minorías religiosas. Un hecho digno de meditación, y de oración, cuando concluye el período litúrgico de la Navidad.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado