Lo que no cuentan los medios de información sobre Honduras

Declaraciones de Luis Enrique Marius, director general del CELADIC

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CARACAS, jueves, 10 septiembre 2009 (ZENIT.org).- Luis Enrique Marius, director general de Centro Latinoamericano para el Desarrollo, la Integración y Cooperación (CELADIC), ha visitado recientemente Tegucigalpa, Honduras, para conocer de cerca la realidad que están viviendo los hondureños tras el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya el pasado 28 de junio.
 
En declaraciones a ZENIT, destaca ante todo la valentía del cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga y su respeto «con la verdad de los hechos y los intereses de la gran mayoría del pueblo hondureño».
 
Durante sus cuatro días de estadía, a través devarios dirigentes académicos, sociales y políticos de Honduras, Luis Enrique Marius tuvo la posibilidad de «conocer muchos aspectos que no han sido recogidos por los medios de información internacional».
 
En primer lugar, subraya que «mas allá de escuchar muchas opiniones sobre la necesidad de reformas a la Carta Constitucional de Honduras, de las personas contactadas nadie desconoce o discute, guste o no, que la misma es ‘la referencia’ que regula el quehacer social y político del país, por encima de cualquier otra consideración u organismo de carácter internacional. Por supuesto que la misma está influenciada (año 1982) por los gobiernos autoritarios que la antecedieron».
 
Recuerda que el artículo 239 de la Constitución afirma: «El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública».
 
Marius afirma que pudo apreciar, en términos generales, «una Tegucigalpa en calma, con algunas manifestaciones esporádicas de personas que criticaban al Gobierno actual. Sí, aparecen profusamente ‘pintadas’ en varias partes, especialmente atacando en forma irreverente al cardenal Oscar Rodríguez. Pudimos constatar también la existencia de innumerables anónimos poniendo ‘precio a la cabeza del cardenal’ y amenazándolo de muerte».
 
Sin embargo, añade, «la imagen que la gran mayoría del pueblo hondureño del arzobispo de Tegucigalpa es la misma que se tiene en casi todos los países de Latinoamérica: un hombre comprometido con los sectores más humildes, gestor de la condonación de la deuda externa en los países más pobres, alguien que difícilmente se puede confundir con lo sectores explotadores de nuestras sociedades».
 
Alude a dos documentos de especial relevancia: La Memoria del Tercer Taller de Integridad y Desarrollo (2005) y el Plan Nacional de Desarrollo Humano (2007). En ambos documentos de especial significación para el futuro de Honduras, las figuras promotoras e inspiradoras de estos temas centrales fueron el Presidente Zelaya y el Cardenal Oscar Rodríguez.
 
Una pregunta que hizo a los entrevistados fue: «¿Cuáles fueron las causas para un cambio tan radical de actitud del Presidente?».  «Las respuestas fueron desde las debilidades y confusiones personales del señor  Zelaya, hasta la gran influencia (estratégica, logística y financiera) del presidente Hugo Chávez de Venezuela, y esto en forma destacada».
 
Sobre las posibilidades de solución del conflicto, Marius encontró «muchas dudas y serias preocupaciones, especialmente por la falta de credibilidad de los organismos internacionales que se parcializaron sin verificar los sucedido, pero en términos generales todos coinciden en que el regreso del señor Zelaya sería altamente negativo».

Y agrega que «cada día que pasa se hace más distante, especialmente porque la verdad no se puede ocultar durante mucho tiempo».
 
Marius dejó Tegucigalpa cuando se iniciaba la campaña electoral para las elecciones del próximo noviembre. «Todos los partidos y candidatos –relata–, incluyendo a uno del Frente de Resistencia, expresan su confianza en el Tribunal Supremo Electoral, un organismo del Estado autónomo. En los diferentes foros de discusión que oímos, la opinión generalizada del pueblo y las instituciones sociales le dan crédito a las elecciones, considerándolas el mejor camino para superar la crisis, y muy especialmente el derecho inalienable e indiscutible de un pueblo para decidir su destino, y ante el cual, nadie del exterior puede cuestionar o condicionar».
 
Y hace esta reflexión final: «Honduras hoy representa un momento clave en la historia latinoamericana, donde se hacen visibles y con nitidez: el cambio de parámetros de análisis, sepultando definitivamente criterios que perduraron durante la guerra fría, más allá de algunos efímeros y trasnochados intentos por resucitarlos; una demostración más de la profunda crisis de identidad que padecen los dirigentes y partidos políticos en la región, para no ir más lejos: la existencia de una estrategia que busca un poder regional, hegemonista y autocrático, cuya cabeza se encuentra en La Habana y su operador político y financiero en Caracas; vacilaciones y un claro pragmatismo de la nueva administración de Estados Unidos, nada lejana de la habitual prescindencia hacia nuestra región; la generalizada actitud de ‘equilibrismo’ interesado que practican la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, como clara expresión de pérdida de identidad y valores».
 
«Sin tener en cuenta estos elementos, se hace difícil comprender la situación que viven nuestros sufridos hermanos hondureños», concluye el director general del CELADIC.
 
Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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