SANTAGO DE CHILE, jueves, 23 julio 2009 (ZENIT.org).- La Iglesia y habitantes de la ciudad de Copiapó, en el norte de Chile, homenajearon y recordaron al sacerdote español Mariano Arroyo Murillo, asesinado en Cuba el pasado día 13, informaba ayer la prensa local.
El obispo de Copiapó Gaspar Quintana, recordó durante una misa en su memoria que el padre Arroyo, que estuvo dieciséis años aquí antes de trasladarse a Cuba en 1997, fue un estrecho colaborador del obispo Fernando Ariztía.
Monseñor Ariztía, ya fallecido, fue uno de los obispos chilenos destacados en la defensa de los derechos humanos durante el régimen de Pinochet (1973-1990).
«La muerte del padre Mariano ha sido muy dolorosa para nosotros, en primer lugar porque entregó gran parte de su vida a Chile, especialmente en Copiapó», dijo monseñor Quintana.
Añadió que Arroyo «fue un hombre muy querido, inteligente, un gran pastor» y destacó que muchas instituciones eclesiásticas que funcionan en la región de Atacama son obra de él, a quien definió además como «muy preocupado de los pobres, los necesitados y de los jóvenes».
El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile y obispo de Rancagua, Alejandro Goic, definió a Arroyo como «un sembrador de fraternidad» y destacó su legado bibliográfico, como los textos «Jesús de Nazaret. Una Iglesia para el mundo» y «Los hechos de los Apóstoles 1. Conozcamos de Jesús».
Esos textos, según monseñor Goic, «dan cuenta de su reflexión y encuentro con el Señor, que compartió también en múltiples encuentros con sacerdotes, religiosas y seminaristas que lo invitaban para conocer su experiencia y testimonio pastoral».
Homenaje en Chile al padre Arroyo asesinado en Cuba
“Fue un hombre muy querido, inteligente, un gran pastor”