JERUSALÉN, viernes, 15 mayo 2009 (ZENIT.org).- El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, considera que Benedicto XVI ha cumplido la misión que se había propuesto en Tierra Santa: hacer que la paz resuene en los diferentes rincones religiosos, sociales y políticos.
«En este último viaje, el Papa ha hablado mucho de paz, como había prometido –explica el sacerdote–: treinta discursos, un solo mensaje, que repite sin cansarse este único tema, con innumerables variaciones: paz entre israelíes y palestinos; paz entre judíos, musulmanes y cristianos; paz en la Iglesia, entre las confesiones y ritos; paz en la sociedad y en la familia; paz entre Dios, el hombre y las criaturas; paz en los corazones, en Oriente Medio, en el mundo… Paz, paz, paz».
«Ha hablado mucho, pero también ha escuchado, al menos lo mismo o mucho más», sigue afirmando, al hacer un balance para «Octava Dies», el semanario del Centro Televisivo Vaticano, de esta visita que del 8 al 15 de mayo ha llevado al Santo Padre por Jordania, Israel y los Territorios Palestinos.
«Benedicto es un Papa de la escucha –sigue constatando el portavoz vaticano–. ¡Cuántas personas han hablado, cuántas cosas le han dicho, con cuánta pasión, con cuanta diversidad de actitud y de perspectivas!».
Según el padre Lombardi «el Papa ha realizado una peregrinación a los lugares, pero antes aún a los corazones. No sólo ha visitado los lugares más santos del cristianismo, sino también los del judaísmo y el islam: Yad Vashem, el Muro de las Lamentaciones, la Cúpula de la Roca. Ha asumido los sentimientos de todos los peregrinos de las tres religiones para quienes pide acceso a los lugares santos. Un Papa cristiano, pero un Papa para todos, por encima de las divisiones. Un ejemplo que hay que seguir».
El portavoz vaticano recuerda que «cuando Juan Pablo II había estado en Tierra Santa, el muro no existía. También aquí ha venido valientemente el nuevo Papa peregrino para pedir a Dios y a los hombres que derrumben los muros de división, comenzando por los que cierran y dividen los corazones. ‘¡Nunca más derramamiento de sangre! ¡Nunca más terrorismo! ¡Nunca más la guerra!».
«Con este grito termina la peregrinación de la esperanza, en un momento crucial para el porvenir de la paz en Tierra Santa. El Papa ha hecho todo lo que podía y seguirá haciéndolo. Que Dios acompañe ahora todos los esfuerzos de los agentes de la paz, religiosos, civiles y políticos», concluye el padre Lombardi.
