CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI rechaza el control de la natalidad como medio para combatir la pobreza, y especialmente el aborto, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del próximo 1 de enero de 2009, hecho público hoy por la Santa Sede.
El Papa dedica su mensaje para esta Jornada a reflexionar sobre las «implicaciones morales» de la pobreza, ya que, afirma, ésta «suele ser la causa de los conflictos armados» que hoy sufre la humanidad.
Entre éstas, se refiere al control de la natalidad, a la necesidad de fortalecer a la familia, al desarme y a la verdadera naturaleza de la crisis económica, explicando que no puede combatirse la pobreza con medios que no respetan la dignidad del hombre.
Las campañas internacionales dirigidas a controlar la natalidad en los países pobres, afirma, utilizan «métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida».
«El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres», añade el Papa.
En él, el Papa rebate la presunta relación entre la pobreza y el crecimiento demográfico, y afirma que existen «recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población».
«Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, la población de la tierra ha crecido en cuatro mil millones y, en buena parte, este fenómeno se produce en países que han aparecido recientemente en el escenario internacional como nuevas potencias económicas, y han obtenido un rápido desarrollo precisamente gracias al elevado número de sus habitantes».
Respecto a las enfermedades pandémicas, y especialmente el Sida, el Santo Padre denuncia que los países aquejados «a la hora de contrarrestarlas, sufren los chantajes de quienes condicionan las ayudas económicas a la puesta en práctica de políticas contrarias a la vida».
«Es difícil combatir sobre todo el sida, causa dramática de pobreza, si no se afrontan los problemas morales con los que está relacionada la difusión del virus. Es preciso, ante todo, emprender campañas que eduquen especialmente a los jóvenes a una sexualidad plenamente concorde con la dignidad de la persona», aclara.
También es necesario «poner a disposición de las naciones pobres las medicinas y tratamientos necesarios; esto exige fomentar decididamente la investigación médica y las innovaciones terapéuticas, y aplicar con flexibilidad, cuando sea necesario, las reglas internacionales sobre la propiedad intelectual».
Con respecto a esta necesidad de la defensa de los vínculos familiares como remedio para luchar contra la pobreza, el Papa aludió a la pobreza infantil, y explicó que, además del «cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente», sobre todo, es necesario «el compromiso en la defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior».
«Cuando la familia se debilita, los daños recaen inevitablemente sobre los niños. Donde no se tutela la dignidad de la mujer y de la madre, los más afectados son principalmente los hijos», afirma el mensaje pontificio.