Fiesta del Patrono de España: Disfrutar de los derechos no significa renunciar a Dios

Homilía del arzobispo de Santiago de Compostela

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SANTIAGO DE COMPOSTELA, viernes, 25 julio 2008 (ZENIT.org-Veritas).- La catedral de Santiago de Compostela acogió en la mañana de este viernes la Misa del martirio del apóstol Santiago, patrono de España, presidida por el arzobispo de de la diócesis, monseñor Julián Barrio, y en la que actuó como oferente y representante regio el alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Antonio Sánchez Bugallo.

En su respuesta al oferente, el arzobispo de Santiago, dijo que las realidades problemáticas a las que se había referido el representante regio (carencias en la sociedad opulenta, sufrimiento de los inmigrantes, terrorismo, violencia doméstica, etc.) «son consecuencia de la falta de reconocimiento de la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios».

«Cuando Dios queda eclipsado, nuestra capacidad de reconocer el orden natural, la finalidad y el bien, empieza a disiparse, seguir a Cristo es convertirnos en constructores de un auténtico humanismo. No es posible decir la verdad plena sobre el hombre sin conocerle a Él, que revela el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación», subrayó el arzobispo de Santiago.

Monseñor Barrio explicó que «la comprensión del hombre no puede separarse nunca del reconocimiento de la verdad plena sobre él, que incluye su vocación trascendente».

«Para disfrutar de nuestros derechos no es necesario renunciar a Dios, que se nos ha revelado como Amor en su Hijo Jesucristo, pues es Dios quien los fundamenta. El cristianismo es capaz de transformar espiritualmente la vida de las personas y de ayudarles a realizar su propia vocación en el transcurso de la historia», destacó.

Por otra parte, al recordar la intervención de la madre de los apóstoles Santiago y Juan ante el Señor («Haz que estos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda») -que recoge el Evangelio-, el arzobispo de Santiago afirmó que «no había comprendido que el Reino de Dios es distinto de los reinos de este mundo y que crece en aquellos que aceptan ser discípulos de Cristo y cumplen sus mandamientos, pues la grandeza de una persona se afirma siempre desde la voluntad de verdad frente a la voluntad de poder».

«El Señor le contesta «no sabéis lo que pedís», indicándole que la fe no puede ser convertida nunca en un factor político; cuando se pretende asegurar la fe a través de los poderes de este mundo, se corre el riesgo de perder su identidad, situándonos ante una sociedad planificada y organizada en la que Dios puede ocupar un lugar, pero sin interferir en nuestros propósitos esenciales», añadió el prelado.

Monseñor Barrio recordó que «Cristo vino para salvar al hombre real y concreto que vive en nuestra historia por eso el cristianismo y la Iglesia han tenido una dimensión pública a través de la distinción y la autonomía recíproca entre el Estado y la Iglesia, entre lo que es del césar y lo que es de Dios» y añadió que «la misma libertad religiosa tiene aquí su raíz histórica».

Finalmente, el arzobispo dijo que «con el apóstol Santiago recordamos el legado cultural que ha dejado el cristianismo y que hemos de aceptar también como propuesta inspiradora de nuestros comportamientos, reconociendo en Cristo al revelador del Dios verdadero y de la verdad sobre nuestro origen y nuestro destino».

Volviendo nuevamente a los hijos del Zebedeo, que «pedían un puesto privilegiado», el arzobispo comentó que «Jesús les indica que la cruz es el puente para llegar a ese puesto».

«No es fácil, queridos hermanos y hermanas, ser testigos de la fe, pero el Señor manifiesta su fuerza precisamente en la debilidad de los hombres, demostrando que él es quien constituye su Iglesia mediante hombres débiles» concluyó.

Por su parte, el alcalde de Santiago de Compostela, tras pedir la protección del «Señor Santiago» para la Familia Real y el Gobierno de la Nación, no olvidó solicitar su intercesión «para la Iglesia Católica y todas las religiones del mundo», consciente de que son un «sustrato de par y convivencia».

Sánchez Bugallo también pidió la intercesión del apóstol para «los arzobispos, obispos y sacerdotes de esta sede y de todo el mundo».

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ZENIT Staff

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