ROMA, lunes, 18 febrero 2008 (ZENIT.org).- El concepto global de derechos humanos está amenazado si no se tienen en cuenta la verdad sobre la persona humana, aclara una religiosa dominica que recientemente ha editado un libro en el que refleja cómo su orden religiosa contribuye a la ética social.
En esta entrevista concedida a Zenit, sor Helen Alford, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad de Santo Tomás, más conocida como Angelicum, explica que la justicia tiene necesidad de la verdad para contar con fundamentos firmes.
Esta dominica ha coeditado con el padre Francesco Compagnoni el libro «Preaching Justice: Dominican Contributions to Social Ethics in the 20th Century» (Predicando justicia: contribuciones dominicas a la ética social en el siglo XX).
–Los dominicos son famosos por su predicación de la verdad. ¿Cuál es la conexión entre verdad y justicia?
–Sor Helen Alford: Es imposible dar un fundamento sólido a la justicia sin la verdad.
Este problema se evidencia si analizamos los problemas que plantea el concepto de derechos humanos de hoy. Si no hay nada que podemos considerar como verdadero sobre la persona humana, por encima de diferencias históricas y culturales, entonces el concepto global de derechos humanos queda amenazado.
Por otra parte, si podemos aceptar que podemos llegar a una concepción más verdadera y honda, aunque sea con grandes y dificultades y con buenas dosis de paciencia en la investigación, podemos empezar entonces a formular lo adecuado en las diferentes circunstancias.
Los dominicos han analizado en este libro cómo profundizar la comprensión de los problemas sociales que afrontamos, y gracias a su formación tomística, han contado con las herramientas y con la comprensión de los principios morales y de las virtudes que se necesitan para poner estos principios en la práctica, y para formular respuestas justas.
–El apostolado social y la nueva evangelización, ¿son conceptos análogos?
–Sor Helen Alford: Hay una gran área de convergencia, pero creo que los dos términos no son los mismos y por esto es bueno hacer la diferencia.
En la idea y la práctica de la nueva evangelización, se hace una referencia explícita a nuestra fe para renovar la cultura y la vida pública.
En la idea del apostolado social, la referencia explícita se puede hacer, pero no es necesaria. El apostolado social también se puede llevar a cabo de manera implícita y fiel, basada en conceptos filosóficos y principios que son coherentes con la fe, pero que pueden ser aceptados por los no creyentes.
Servais Pinckaers, importante teólogo dominico especializado en moral, explica la importancia crucial de la aproximación basada en la fe implícita y lo hace en el capítulo del libro dedicado a Dominique Pire, el dominico belga que en 1958 recibió el Premio Nobel para la Paz.
Después de la segunda guerra mundial, Pire escribió que se sintió horrorizado al ver la falta de bondad incondicional en los campos de refugiados: «Algunos sólo ayudaban a protestantes, otros sólo a católicos, y otros sólo a católicos húngaros». Este shock le marcó y le llevó a dedicar su vida a colaborar por conseguir la paz y la reconciliación, y lo hizo viviendo totalmente su vocación como católico y dominico.
–Benedicto XVI anima a los católicos a implicarse en asuntos públicos. ¿Por qué entre los creyentes a veces hay una tendencia a permanecer distantes de la esfera pública?
–Sor Helen Alford: Creo que hay dos comentarios generales que podemos hacer.
En primer lugar, la idea de la llamada universal a la santidad y el modo real en el que los laicos se santifican a través de su vocación es percibido todavía como algo relativamente nuevo en la Iglesia. Si bien la gente ya no piensa que hay que ser sacerdote o religiosa para ser santo, quizá no se han comprendido totalmente que un político católico, un hombre de negocios o un académico está llamado a llevar su fe a su área de competencia, y esto puede hacerse implícitamente pero también explícitamente.
En segundo lugar, la complejidad técnica de los temas implicados puede ser desconcertante. En la era de los sistemas financieros globales, por ejemplo, ¿qué podemos decir que sea tomado en serio por expertos financieros y al mismo tiempo que conduzca seriamente a un orden económico más justo? El miedo a decir algo que revele ignorancia en temas técnicos puede hacer que la gente se desaliente.
En este punto las universidades católicas y pontificas tienen que ser más activas, pues deberían formar a futuros líderes en la vida pública con la base filosófica y religiosa necesaria para sustentar su vocación y su competencia técnica y ser capaces de afrontar problemas reales y sociales y proponer soluciones prácticas.
Louis-Joseph Lebret, el dominico francés que ha desarrollado la idea de la «economía humana», y que fue uno de los directores de la prestigiosa institución francesa CNRS, fue un ejemplo para nosotros en esto.
–Como decana de una facultad en una Universidad pontificia romana, ¿Cómo cree que perciben los estudiantes los temas sociales?
–Sor Helen Alford: La idea fundamental de la doctrina social de la Iglesia es una parte integral del ministerio de la evangelización, como vemos en el número 66 del Compendio de la Doctrina Social, y todavía tiene que ser entendido totalmente por muchos estudiantes. Mientras algunos ya están convencidos, otros todavía no han captado su importancia.
Por Miriam Díez i Bosch