El Papa pide oración por la participación posible de todo ciudadano en la vida de su país

Intención por la que se reza en todo el mundo en el mes de julio

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ROMA, lunes, 2 julio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pide oración para que sea dada la posibilidad a todos los ciudadanos, individualmente y en grupo, de participar activamente en la vida y en la gestión del país

Así se desprende de la intención general para el mes de julio, contenida en la carta pontificia junto a todas las intenciones que el Santo Padre ha confiado al «Apostolado de la oración» para este año.

El «Apostolado de la oración» (AdP, www.adp.it/intenzioni/intenz-s.php ) es una iniciativa que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes.

Gracias a ella, laicos, religiosos, sacerdotes y obispos de todo el mundo ofrecen sus oraciones y sacrificios por las intenciones que el Papa indica cada mes a nivel universal.

Para profundizar en la importancia de la intención de este mes, el AdP propone una relectura de la Encíclica de Benedicto XVI «Deus caritas est», especialmente cuando el Santo Padre aborda la relación «entre el compromiso necesario por la justicia y el servicio de la caridad».

«El orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política –recuerda el Papa-. Un Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones».

De hecho, la justicia es «el objeto» y «también la medida intrínseca de toda política»; ésta «es más que una simple técnica para determinar ordenamientos públicos: su origen y su meta están precisamente en la justicia, y ésta es de naturaleza ética», añade.

Y en este campo «política y fe se encuentran», alerta, porque «la fe permite a la razón desempeñar del mejor modo su cometido y ver más claramente lo que le es propio».

Ciertamente «el establecimiento de estructuras justas no es un cometido inmediato de la Iglesia –puntualiza el Santo Padre-, sino que pertenece a la esfera de la política, es decir, de la razón auto-responsable».

Pero sí en esto «la tarea de la Iglesia es mediata, recalca, ya que le corresponde contribuir a la purificación de la razón y reavivar las fuerzas morales, sin lo cual no se instauran estructuras justas, ni éstas pueden ser operativas a largo plazo». <br>
Es más bien propio de los fieles laicos, en cambio, «el deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad», subraya Benedicto XVI.

«Como ciudadanos del Estado, están llamados a participar en primera persona en la vida pública», recuerda; «no pueden eximirse de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común».

Y «la caridad debe animar toda la existencia de los fieles laicos», por lo tanto, también «su actividad política, vivida como «caridad social»», concluye.

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ZENIT Staff

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