NUEVA DELHI, martes, 20 febrero 2007 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal de la India, cardenal Telesphore Toppo, ha declarado que el atentado al tren que une ese país y Pakistán trata de destruir una nueva amistad entre los dos países, que deben permanecer unidos en este momento de dolor.
Una tragedia «de proporciones inhumanas» proyectada por personas «cegadas por el odio y la ignorancia, que buscan con cualquier medio destruir el proceso de paz entre nuestras dos naciones». Este es el comentario que hizo a AsiaNews el purpurado tras el sangriento atentado que golpeó la noche del 18 de febrero al «tren de la amistad». Las víctimas son al menos 66, casi todas de nacionalidad paquistaní.
El Samjauhta Express «era un símbolo de la creciente paz y de la armonía entre la India y Pakistán. Lamentablemente, existen intereses oscuros que tratan de desmantelar esta nueva amistad: esto preocupa mucho. La India, hace sólo siete meses, sufrió otros sangrientos atentados, y ahora llora esta nueva tragedia. Es todo muy triste», confiesa.
Según el cardenal Toppo «ahora más que nunca el mundo necesita dar testimonio de que el mal no puede tener la última palabra. No podemos permitir a las fuerzas oscuras que prevalezcan. Con la oración y la penitencia, debemos combatir también para que no haya acciones de represalia o cobardes actos de violencia».
El purpurado expresó además su «más profunda simpatía y cercanía a quienes lloran a sus seres queridos, víctimas de este acto de terror. La Iglesia en la India, a través de sus parroquias y estaciones de misión, extiende toda posible ayuda a las víctimas y a las familias. Tratamos de ayudar, con bienes materiales y espirituales, a los supervivientes».
Justo este domingo, en la liturgia, concluyó el cardenal Toppo, «la Iglesia proclamó que hay que amar al enemigo, que hay que orar por quien nos trata mal. Esta es la enseñanza de las Escrituras, y esto es lo que subrayamos: orad para que la luz divina pueda iluminar este momento de oscuridad».