CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 29 septiembre 2006 (ZENIT.org).- El nuevo secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, propuso este viernes un «compromiso universal» a favor de los más pobres del planeta, en particular a favor de las víctimas de la violencia.
Al dirigirse por primera vez a todos embajadores de 174 países acreditados ante la Santa Sede, la mano derecha del Santo Padre en la guía de la Santa Sede presentó los desafíos que, según él, son prioritarios no sólo para la diplomacia vaticana, sino para la diplomacia de cualquier país y para la comunidad internacional.
«Necesitamos un compromiso universal a favor de los más desheredados del planeta, de los más pobres, de las personas que buscan con frecuencia en vano algo para vivir y para que pueda vivir su familia», propuso en su discurso pronunciado en francés en la Sala Ducal del Palacio Apostólico Vaticano.
«La dignidad, la libertad y el respeto incondicional de todo ser humano en sus derechos fundamentales, en particular, su libertad de conciencia y de religión, tienen que formar parte de nuestras preocupaciones primordiales, pues no podemos dejar de solidarizarnos con la suerte ni el futuro de nuestros hermanos y hermanas en humanidad».
Tampoco podemos «quedarnos verdaderamente tranquilos ante los sufrimientos que desfiguran al hombre y que se encuentran todos los días ante nuestros ojos», siguió diciendo.
Por eso, añadió, la humanidad espera que los diplomáticos «se comprometan a favor de un nuevo empuje de solidaridad entre todos los pueblos, en particular para reconsiderar la cuestión de la deuda de los países más pobres para que no haya nunca más personas, en particular niños, que mueran de hambre o de enfermedades endémicas».
«Para que no haya nunca más personas que sean víctimas inocentes de guerras o de conflictos locales –añadió–, para que no haya nunca más personas que sean maltratadas por motivo de sus convicciones o creencias».
Según el purpurado, «el problema de la paz» debe tener prioridad en las preocupaciones actuales.
Y mencionó, en este contexto, «la violencia bajo todas sus formas infligida a las mujeres, a los niños que ya han nacido o que están por nacer».
«La defensa de la vida, desde su concepción hasta su ocaso natural, así como la defensa de la familia fundada sobre el matrimonio, son también temas esenciales en la vida social», subrayó.