Herencia del cardenal Bertone a Génova: Dos centros de ayuda a las familias

GÉNOVA, miércoles, 30 agosto 2006 (ZENIT.org).- Dos centros de ayuda a las familias es el regalo que ha dejado el cardenal Tarcisio Bertone al abandonar la arquidiócesis de Génova para convertirse en secretario de Estado.

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En la homilía que pronunció este lunes en una misa celebrada en la víspera del anuncio del nombre de su sucesor, monseñor Angelo Bagnasco, el purpurado anunció la inauguración de «un “Punto de Familia” en servicio y apoyo de las problemáticas familiares con vistas a una primera valoración y puesta en marcha de soluciones».

Este centro se encontrará en el mismo lugar en el que se estaba celebrando la misa, el Santuario de Nuestra Señora de la Guardia, el centro espiritual más querido por los genoveses.

El centro busca acoger a parejas en crisis moral o religiosa o con problemas económicos para orientarles hacia estructuras capaces de responder a sus necesidades.

Igualmente, la arquidiócesis emprenderá «la reestructuración de una “Casa para las Familias”, con la perspectiva de convivencias para grupos familiares o encuentros formativos para parejas de novios próximos al matrimonio».

Será «una casa para experimentar un estilo, para “aprender a vivir” en familia, compartiendo ideas, experiencias y la esencialidad propia del Evangelio», aclaró el purpurado.

El secretario de Estado de Benedicto XVI, que emprenderá su nueva misión el 15 de septiembre, ha dado particular importancia en su ministerio como arzobispo de Génova a la familia cristiana por considerar que es la clave para dar futuro a la «civilización del amor».

Por ello lanzó a toda la diócesis la invitación a ocuparse de las prioridades de la pastoral familiar: la preparación al matrimonio, el nacimiento y el bautismo de los hijos, la catequesis y los Sacramentos en el marco de la responsabilidad educativa, el acompañamiento a los matrimonios en dificultad, la acogida de quien se encuentra en situación irregular, todo ello «en relación de recíproca y de confiada colaboración entre laicos y clero».

Y es que «las familias cristianas en nuestro tiempo, tal vez más que en el pasado, contienen un enorme potencial de cultura, de conocimiento, de solidaridad, capaz de volver a dar futuro a la “civilización del amor”», advirtió el cardenal Bertone.

«La pastoral hallará nuevos desarrollos de eficacia y de entusiasmo si sabe liberar en las familias este potencial para hacer que se convierta en una riqueza para toda la comunidad», concluyó.

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ZENIT Staff

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