La religiosa, de las Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, había sorprendido a un intruso en el convento, quizás un ladrón, que atemorizado, la atacó y golpeó con un cuchillo. Cuando sus hermanas la encontraron estaba en muy graves condiciones y fue conducida inmediatamente al hospital donde falleció.
La Iglesia local de Ambon está en luto y ha celebrado en estos días momentos de oración, elevando oraciones por la religiosa y por la paz en el archipiélago. Según fuentes locales no se trataría de un homicidio por motivos religiosos, sin más bien fruto de la violencia de un ladrón.
En la ciudad de Ambon, escenario de una guerra civil que enfrentó a cristianos e islámicos entre 1999 y 2002, la tensión ha disminuido desde hace algún tiempo y la población ha vuelto a vivir en paz. Pero existen, señalan las fuentes locales, intentos aislados de algunos extremistas por reavivar el conflicto, aprovechando la pobreza que atenaza a la población.
«La creciente pobreza y la vuelta de la pesadilla del terrorismo son los dos problemas principales que las autoridades civiles y religiosas están afrontando en Indonesia Oriental, en particular en el área de la isla de Célebes y del archipiélago de las Molucas», explica Fides.
Según los observadores se requiere una lucha sin cuartel en ambos frentes para derrotar las dos plagas: «en efecto, la extrema pobreza constituye el terreno de cultivo para reclutar nueva mano de obra para el terrorismo», concluye el servicio misionero de información.
