Monseñor Renato Volante, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se hizo portavoz de este principio ético fundamental al tomar la palabra en la conferencia regional africana de esta institución celebrada del 30 de enero al 3 de febrero en Bamako (Mali).
«La cooperación intergubernamental», según afirmó, «incluyendo la cooperación aplicada al continente africano» no puede «promover, a través de leyes o programas, la afirmación de prácticas explícitas contra la vida».
En el pasado representantes católicos han criticado el que algunas instituciones internacionales hayan tratado de supeditar las ayudas al desarrollo de países pobres a la adopción de legislaciones como la legalización del aborto.
«Motivada exclusivamente por el deseo de ofrecer un servicio a la familia humana en su conjunto», la Santa Sede confirmó a las delegaciones africanas su compromiso por «la causa de la persona, por la atención de sus necesidades fundamentales, comenzando por el derecho primario a la alimentación que es un componente esencial del derecho a la vida».
«La protección de la vida en todas las circunstancias refleja el objetivo de proteger a los más indefensos, aquellos que no pueden protegerse», indicó el prelado.
La Santa Sede alentó «todas las medidas –a nivel interno o internacional– orientadas a salvaguardar la vida tanto con las leyes como con programas».
Al mismo tiempo exhortó «a todos los hombres y mujeres a apoyar positivamente el respeto de la vida, como algo que forma parte del orden natural en el que cada quien realiza plenamente su dignidad fundamental, en una perspectiva espiritual y material».