CALCUTA, jueves, 29 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Unión en la oración aseguran las Misioneras de la Caridad al Papa y a todos los obispos que emprenderán el domingo el Sínodo sobre la Eucaristía en un mensaje enviado por Sor Nirmala Joshi, sucesora de la Madre Teresa de Calcuta al frente de la congregación que ésta fundó en 1950.
La XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se prolongará en Roma –hacia la conclusión del Año de la Eucaristía– hasta el 23 de octubre en torno al tema «La Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia».
La gran cita reunirá a unos 250 obispos. Además de los miembros nombrados por el Papa, en el sínodo participan los obispos elegidos por las Conferencias Episcopales, patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias católicas de rito oriental, religiosos elegidos por la Unión Romana de Superiores Generales y los cardenales prefectos de los dicasterios de la Curia Romana.
Ante este evento de la Iglesia universal, la sucesora de la Madre Teresa, sor Nirmala Joshi, ha enviado un mensaje al Sínodo, recibido por Zenit gracias a Nirmala Carvalho, corresponsal de «AsiaNews» en la India.
«Nosotras, Misioneras de la Caridad –dice en la misiva–, encomendamos el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía a la oración y al cuidado de María, la Madre y el Primer Tabernáculo de Jesús, y a todos los santos devotos de la Eucaristía, especialmente al Santo Padre Juan Pablo II y a nuestra Madre, la beata Teresa de Calcuta».
«Permaneceremos unidas a usted, nuestro querido Santo Padre –prosigue el texto de las misioneras de la caridad– y a todos nuestros padres sinodales, orando por su persona e intenciones, participando con amor en el Sacrificio Eucarístico, contemplando y adorando amorosamente [a Jesús, ndr] en el Santísimo Sacramento y amándole y sirviéndole incondicional y libremente en el prójimo, especialmente en los más pobres de los pobres».
«Que este Sínodo lleve a toda la Iglesia a una comprensión y amor más profundos por la Eucaristía y a una explosión de la Caridad –un genuino amor y preocupación por nuestros hermanos y hermanas que sufren y están necesitados, especialmente aquellos que tenemos ante nosotros», concluye.