ROMA, domingo, 4 septiembre 2005 (ZENIT.org–El Observador).- Mientras transcurre la primera semana de las cuatro que constará la visita «ad limina apostolorum» del episcopado mexicano al Papa Benedicto XVI, los testimonios de su afabilidad, cercanía e interés por el país azteca se van acumulando.
De voz de los prelados surge un Papa muy diferente al que cierta prensa mundial ha querido presentar como distante y excesivamente racional. Más bien, el perfil que trazan los obispos mexicanos que se han encontrado en audiencias privadas con él, es el de un pastor de la Iglesia universal pendiente de cada una de las realidades diocesanas, en particular del segundo país con el mayor número de católicos del mundo.
«Ha sido un encuentro maravilloso –confiesa el obispo de Ciudad Guzmán, monseñor Braulio Rafael León Villegas– por la afabilidad, la cercanía, la sencillez del Santo Padre».
En cuanto a los temas que le interesan particularmente al Papa, el prelado mexicano señaló como prioritario el tema de las vocaciones sacerdotales y el seminario. «Una de las preguntas que él me hacía era cómo va la promoción de vocaciones religiosas en la diócesis, para informarse y suscitar más vocaciones».
«Por el trato que nos ha dado, por la alegría que muestra al recibirnos y conversar con nosotros, es claro que el Santo Padre tiene un interés especial en conocer a los obispos mexicanos y, a través de ellos, a la diócesis que servimos», subrayó monseñor León Villegas.
Por su parte, el obispo de Autlán, monseñor Gonzalo Galván Castillo, señaló que la afabilidad del Papa se demuestra porque todos los obispos que lo han visitado han salido con la misma impresión: «constatar que algo que estábamos deseando se ha hecho realidad, un Papa que nos abre su corazón, amable, delicado, atento».
«El Papa comparte nuestras preocupaciones pastorales, por ejemplo, cómo nos llevábamos en el presbiterio de Autlán, la comunión, la cercanía entre unos otros, sobre las vocaciones sacerdotales y religiosas, el seminario, el influjo del turismo en las zonas costeras, la respuesta de la fe en las comunidades indígenas, hasta dónde los estamos atendiendo en su pobreza, en su necesidad, son cuestiones que platiqué con el Papa y que a mí, como obispo, me parecen fundamentales», afirmó monseñor Galván Castillo.
Al referirse al futuro, el obispo de Autlán afirmó que «el Papa provoca en los obispos una vitalidad renovada, a que motivemos a las comunidades hacia la unidad y hacia el crecimiento espiritual de las diócesis».
El obispo de San Juan de los Lagos, monseñor Javier Navarro Rodríguez, tierra de mártires recientes, dijo que el Papa insistió mucho en encomendar a la Virgen el ministerio de los sacerdotes y de las vocaciones.
«Él se alegró –dijo monseñor Navarro Rodríguez– de que haya numerosas vocaciones en mi diócesis y de que estemos compartiendo sacerdotes con diócesis más necesitadas y diócesis de fuera. Insistió mucho en la misión al interior y al exterior de la Iglesia, como es el caso de sacerdotes nuestros que están como misioneros en Chad».
Finalmente, señaló el obispo de San Juan de los Lagos, el Papa está muy preocupado por conservar los valores familiares, la estabilidad de las parejas, la santidad del matrimonio: «el Santo Padre anima mucho a seguir trabajando por las familias, sabe que es ahí donde está la semilla de las vocaciones, y nada le preocupa tanto como las vocaciones religiosas», terminó diciendo.