OVIEDO domingo, 10 abril 2005 (ZENIT.org).- Uno de los últimos nombramientos episcopales de Juan Pablo II fue el del sacerdote español Cecilio Raúl Berzosa Martínez (1957) como nuevo obispo auxiliar de la archidiócesis española de Oviedo.
Este profesor de teología, que había sido ordenado sacerdote en 1982 por el Papa en Valencia, destaca que la teología de Juan Pablo II tiene un método que consistente en ver al hombre desde el hombre-Jesucristo, una «antropología de la fe», comenta a Zenit.
Monseñor Berzosa es profesor de Teología Dogmática en la Facultad de Teología del Norte de España, sedes de Burgos y Vitoria, y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Jerónimo de Burgos desde el 14 de enero de 2005.
El obispo electo auxiliar de Oviedo ha ganado distintos premios literarios y de poesía y a parte de ser Doctor en Teología Dogmática es Licenciado en Derecho y Diplomado en Ciencias de la Información.
–Doctor en teología, autor teatral y poeta. Buena combinación para ser obispo. Quizá el Papa vio en usted una trayectoria parecida a la suya…
–Monseñor Berzosa: Sería muy pretencioso por mi parte compararme con el Papa en algo. Sencillamente, el santo Padre, asesorado por sus consultores habituales habría intuido que un servidor pudiera servir en el ministerio episcopal y me invitó a aceptarlo. Todo lo demás es exagerado afirmarlo.
–¿Qué significa Juan Pablo II para la teología contemporánea?
–Monseñor Berzosa: Ha significado una nueva perspectiva en el «método teológico»: no se parte ni de la teología europea (tema de la Fe), ni de la teología de la liberación (tema de la praxis), ni de la apologética clásica (como el orden del mundo), sino desde el hombre como «imagen de Dios» con capacidad «natural» para conocer la verdad y la belleza, y hacer el bien. En cierta manera, frente la «teodicea clásica», y las teologías contemporáneas de la hermenéutica y de la ortopraxis, es una «antropología desde la fe»: el hombre sólo tiene sentido a la luz del hombre-Jesucristo
¿En qué medida la teología que se hace hoy está al servicio de la humanidad?
–Monseñor Berzosa: Más que nunca la teología ha tomado conciencia de lo expresado por el cardenal Danielou en su día: a saber, la teología del concilio y postconcilio debería volver a las fuentes genuinas para renovarse; debería tomar contacto con el pensamiento y la cultura de su tiempo; y, sobre todo, debería ser muy pastoral. En este sentido, el teólogo se saber un servidor de la comunidad creyente y de la humanidad, para ofrecer lo único importante: Cristo y la Buena Nueva.
«Ángeles y demonios» es un libro que escribió usted. Ahora el escritor del «Código da Vinci» ha escrito una novela que se titula igual. ¿Le preocupa que autores sin base religiosa novelen a partir de la religión? –¿Cómo se conjuga ser cristiano con ser ciudadano de hoy?
–Monseñor Berzosa: Sencillamente, siendo lo que se es. Cuando uno es buen cristiano es, inseparablemente, buen ciudadano. No sucede, sin embargo, de forma automática lo contrario. Aunque un no-cristiano, muchas veces, sin ser consciente de ello, está desarrollando virtudes cristianas. Lo importante es, siempre, ser lo que se es; cuando no somos lo que somos, no somos nada.
–Se ha ocupado de ecología, teología, periodismo, derecho canónico, feminismo, New Age… ¿le interesa todo?
–Monseñor Berzosa: Tiene que interesarme todo. Porque al cristianismo, como alguna vez dijo Pablo VI, «nada de lo humano le es ajeno». Pero sin olvidar que no son intereses por la mera curiosidad, sino como servicio a la evangelización que ofrece dos movimientos: inculturación y evangelización. Y, teniendo en cuenta una frase Ellyot: «la mucha sabiduría se pierde por la mucha especialización, y ésta por la mucha información». Siempre, el norte de la brújula es Cristo y su misterio profundo.