Francisco en Santa Marta: "Abrir el corazón a la novedad del Espíritu Santo"

No quedarse en el «siempre se ha hecho así» y discernir lo que no cambia porque es fundamento de las cosas, de las novedades con que el Espíritu Santo nos sorprende

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Los cristianos que se quedan en el “siempre se ha hecho así” tienen un corazón cerrado a las sorpresas del Espíritu Santo y no llegarán nunca a la plenitud de la verdad, porque son idólatras y rebeldes. Lo indicó este lunes el papa Francisco, en su homilía en la misa cotidiana que celebra en la residencia Santa Marta.
El Santo Padre citó la primera Lectura, cuando Saúl es rechazado por Dios como rey de Israel porque prefiere escuchar al pueblo más que la voluntad del Señor. El pueblo después de una victoria quiere sacrificar a Dios el mejor ganado porque, dicen: “siempre se ha hecho así”. Y Dios no lo quería. El profeta Samuel entonces reprende a Saúl preguntándole: ‘¿El Señor quiere los holocaustos y sacrificios más que la obediencia a su voz?’.
“Lo mismo –observa el papa Francisco– nos enseña Jesús en el Evangelio”, cuando los doctores de la ley reprenden a los discípulos de Jesús porque no ayunan, ‘como se siempre se había hecho’.
Y Jesús responde: Nadie remienda con una tela nueva un vestido viejo, porque se rompe más. Y nadie pone vino nuevo en odres viejos, porque los rompe. “¿Ésto significa que cambia la ley? ¡No!, sino que la ley está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios”.
El decir, “siempre se ha hecho así”, viene del corazón cerrado y por ello Jesús dijo: ‘Les enviaré el Espíritu Santo y Él les conducirá a la plena verdad’.
Si uno tiene el corazón cerrado a la novedad del Espíritu Santo, nunca llegará a la verdad. Y la vida cristiana será una vida mitad y mitad, una vida remendada, de cosas nuevas sobre una estructura que no está abierta a la voz del Señor.
Esto ha sido, añade el Papa, el pecado del rey Saúl, debido al cual fue rechazado, el pecado de un corazón cerrado, que no escucha la voz del Señor y que no está abierto a la novedad del Espíritu, que siempre nos sorprende. La rebelión de Samuel es el pecado de adivinación, la obstinación y la idolatría.
Los cristianos que se obstinan en el ‘siempre se hizo así’, pecan de adivinación. Hacen como si fueran a lo de la adivinadora: es más importante lo que le fue dicho o que ha escuchado su corazón cerrado, que la Palabra del Señor.
“¿Cuál es el camino? Abrir el corazón al Espíritu Santo, discernir cuál es la voluntad de Dios” indicó. Y el Papa concluyó su homilía pidiendo que “el Señor nos dé la gracia de un corazón abierto a la voz del Espíritu, que sepa discernir lo que no debe cambiar porque es fundamento, de lo que debe cambiar para poder recibir la novedad del Espíritu”.
(Traducido y adaptado por ZENIT de Radio Vaticano)

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ZENIT Staff

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