Cinco años después de la llamada ‘Primavera Árabe’, iniciada el 25 de enero de 2011, con manifestaciones para pedir la dimisión del presidente Mubarak que se vio obligado a dejar el poder el 11 de febrero, Egipto que había pedido un paso hacia adelante en materia de tolerancia, democracia y libertad, se encuentra lejos de lo que deseaba, con un gobierno militar autoritario.
El padre Rafic Greiche, vocero de la Iglesia católica egipcia declaró esta semana a Asia News que “luego de cinco años, aún experimentamos muchas turbulencias, libertad y justicia no son implementadas todavía a fondo”.
El sacerdote explica que “el país camina muy lentamente, los problemas siguen estando, y los líderes actuales deberán hacer un gran esfuerzo para reparar el daño causado por los Hermanos Musulmanes, que han dejado una nación en crisis”. Por otro lado, la realidad de las naciones cercanas, como Siria, Libia y Sudán, “no ayuda a nuestra recuperación”.
El portavoz de la Iglesia egipcia confirma que la economía es el principal problema junto a la presencia de grupos extremistas: Estado islámico, Al-Qaeda, la Hermandad. Por todo ello “el turismo está todavía muy debilitado» y el desempleo, especialmente entre los jóvenes, es alto.
«La mayor libertad -añade el padre Rafic- que gozan los cristianos, las minorías y la participación de las mujeres, son pequeños signos de cambio que confirman el proceso de crecimiento y transformación emprendida por el país».
Este lunes, aniversario de la revuelta, ninguna formación política anunció manifestaciones, excepto los Hermanos Musulmanes. Las fuerzas del orden han reforzado la vigilancia, en particular en la plaza Tahrir, centro de las protestas de 2011, la cual está aislada.
Tras la renuncia de Mubarak, los Hermanos Musulmanes ganaron las elecciones legislativas marcadas por un 53 por ciento de abstención y denuncias de fraude. Así Mohamed Mursi, se conviritió en junio de 2012 en el primer presidente electo democráticamente en el país comprometiéndose a formar un gobierno abierto a todas las tendencias políticas.
En cambio impuso una dictadura favorable únicamente a la Hermandad Musulmana, con persecución a los cristianos y la Charía o ley islámica se volvió en referencia legal de numerosos tribunales.
En julio de 2013 todos los partidos políticos excepto la Hermandad Musulmana, pidieron al Ejército que derrocara el régimen de Morsi, y luchara por la neutralidad del Estado. Se registraron además
protestas masivas, que con una afluencia de unos 30 millones de personas en todo el país. En la noche del 3 de julio de 2013, se produce el golpe militar que poniendo en el poder al general Abdel Fattah al-Sisi e inició la represión de los Hermanos Musulmanes.
Al-Sisi durante una visita realizada el 5 de enero pasado a la catedral ortodoxa copta de San Marco, en El Cairo, en ocasión de la Navidad ortodoxa, dirigiéndose al patriarca Teodoro II de Alejandría, se comprometió a reconstruir la docena de iglesias coptas que fueron quemadas bajo el gobierno de la Hermandad Musulmana. Y recordó que “Dios nos hizo diferentes en materia de religión, de costumbres, de color, de lengua, de hábitos y nadie puede meternos en un molde”.
La represión contra la Hermanadad Musulmana, se extendió paulatinamente a otros movimientos opositores.
Mapa sobre la Primavera Árabe
La 'Primavera Árabe' cumple cinco años
Tras un gobierno islámico que reprimía las libertades y a las minorías religiosas volvió un régimen militar autoritario