España ha homenajeado este miércoles a las víctimas del Holocausto en un acto en el que el presidente del Senado, Pío García-Escudero, ha afirmado que no hay excusas para el antisemitismo y el racismo.
En el 71 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, y con supervivientes de la masacre y familiares presentes en la cámara, García-Escudero ha asegurado que nunca podrá ser bastante la condena de esta abominación en la que hubo más de seis millones de víctimas.
En el antiguo Salón de Plenos del Senado, su presidente ha subrayado que “frente al antisemitismo, frente al racismo y frente a cualquier forma de intolerancia, nuestras voces jamás deben callarse. Porque callar sería lo mismo que consentir”.
Asimismo, García-Escudero ha indicado que Auschwitz es “un punto de ruptura, una quiebra irreparable en la historia de la civilización” y por ello ha rendido tributo a aquellas vidas que “fueron tan brutal e injustificablemente destrozadas”, vidas de “personas judías, gitanas, homosexuales y también de prisioneros políticos españoles”.
Por último, el presidente del Senado ha invitado a trabajar “en pro de un mundo presidido por la paz; de la convivencia fructífera en la diversidad de creencias y culturas; y del respeto universal de los derechos humanos”.
Las palabras de García-Escudero han cerrado el acto de homenaje oficial, con el que España recuerda el Holocausto, en el que también han intervenido el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub, y el presidente de la Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez.
Durante la ceremonia se han encendido seis velas en memoria de los más de seis millones de personas, en su mayoría judías, asesinadas por los nazis, se han escuchado varias piezas musicales y un rabino ha pronunciado una plegaria.
El sistema de exterminio nazi implicó a todos los estamentos del Estado, toda la administración alemana colaboró de una forma u otra con la Shoah. Y todo se puede resumir en un solo lugar: Auschwitz-Birkenau, de cuya liberación se cumple hoy el 71 aniversario.
Sólo dos meses después de la llegada de Hitler al poder, los nazis abrieron el primer campo de concentración, Dachau, en 1933. Pero cuando comenzaron a llevar a cabo la llamada “solución final”, la exterminación de los judíos de Europa, el sistema de los Lager desembocó en el horror. El régimen hitleriano instauró dos tipos de campos. Por un lado estaban los de concentración, destinados a matar con trabajo esclavo a todo tipo de enemigos políticos y a aquellos que consideraban elementos racialmente impuros, desde judíos hasta homosexuales, comunistas o republicanos españoles. Y por otro lado estaban los de exterminio, destinados a la aniquilación directa de seres humanos en cámaras de gas, todos ellos situados en la Polonia ocupada.
Se crearon seis campos de exterminio, todos situados cerca de nudos de comunicaciones: Chelmno, Belzec, Treblinka, Sobibor, Maidanek y Auschwitz-Birkenau. Pero este último era diferente de los demás, por su gigantismo y porque era también un campo de concentración, del que dependían decenas de pequeños Lager. Birkenau, donde estaban las cámaras de gas y los hornos crematorios, era una ciudad de la muerte, que llegó a contener a 70 mil presos a la vez. Auschwitz, que estuvo operativo entre mayo de 1940 y el 27 de enero de 1945 cuando fue liberado por las tropas soviéticas, encarna un sistema que tenía como objetivo la aniquilación física y moral de las víctimas.
Día Oficial de la Memoria del Holocausto y la prevención de los crímenes contra la humanidad
España recuerda a las víctimas del Holocausto
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