Dos millones participarán en el Encuentro Mundial de las Familias en Manila

La familia cristiana, obstáculo a la deshumanización; según el cardenal Trujillo

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CIUDAD DEL VATICANO, 16 enero 2003 (ZENIT.org).- Asia, el continente más poblado y también el menos cristiano, acogerá la celebración del IV Encuentro Mundial de las Familias bajo el lema «La Familia Cristiana: una Buena Nueva».

El tema –indicado por Juan Pablo II– «tiene toda la fuerza de una proclamación, de una evangelización», constató el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, en esta entrevista concedida a Zenit.

Promovido por dicho Consejo vaticano, el evento mundial se celebrará en Manila (Filipinas) del 22 al 26 de este mes.

«Nosotros insistimos en el matrimonio como patrimonio de la humanidad, pero además de cuanto afirma la ley natural, para nosotros, los cristianos, el matrimonio se eleva a la dignidad de sacramento –explica el purpurado–. No se trata sólo de la defensa de la familia como institución tradicional y natural, sino de la elevación del matrimonio a proyecto divino».

«En este sentido –añade–, la experiencia de familia cristiana se convierte en testimonio evangélico. La familia cristiana se transforma en una buena noticia que hay que proclamar por su belleza. Este es un mensaje fundamental del pontificado de Juan Pablo II, que señala a la familia como un Evangelio».

–¿Por qué el amor cristiano es una buena nueva? </b>

— Alfonso López Trujillo: El amor cristiano expresado por la familia es un amor que conserva la frescura de una economía de redención y plena liberación. A través del modo de entender la familia, el amor filial y el respeto a la vida, se pueden encender llamas que iluminen y calienten los lugares que ha oscurecido y enfriado la secularización. Los cristianos deben comunicar el calor que viene del centro, como los volcanes. El problema es que hay muchos cristianos que son como lava que se ha enfriado. Por ello, el primer punto de una nueva evangelización es el testimonio de una fe que sea capaz de volver a caldear un ambiente, una cultura, que en caso contrario es como lava fría. El Papa desea que la familia sea objeto de predicación, anuncio, evangelización.

–Las familias, ¿serán las misioneras del tercer milenio

— Alfonso López Trujillo: ¡Sin duda! Tienen una misión propositiva, respetuosa, pero necesaria. El mundo corre el riesgo de una nueva esclavitud: un mundo que no ve con claridad que está enfermo espiritualmente, que no es capaz de contemplar en profundidad la belleza de la vida y que por ello tiende a la deshumanización.

La deshumanización es uno de los aspectos más negativos de la secularización. El hombre, lejos de Dios, deja de ser auténticamente hombre porque no brilla en su rostro el amor explícito de Dios. Un camino privilegiado para humanizar el mundo es el redescubrimiento de la familia como fuente de verdadera evangelización.

Al respecto querría subrayar cómo el matrimonio ha comunicado en la historia el respeto hacia la dignidad de la mujer. Nada hay más anti-evangélico que tratar a las mujeres como instrumentos, como cosas, como mercado del sexo. Son formas deshumanizadoras que se pueden superar gracias a la constitución de familias donde la mujer crece en el sentido de la propia dignidad, hija de Dios, esposa y madre. Por ello, la familia cristiana representa un firme obstáculo contra la deshumanización.

–¿Cuántas personas participarán en el próximo Encuentro Mundial de las Familias?

— Alfonso López Trujillo: Esperamos a no menos de dos millones de personas. Además habrá una novedad: el Santo Padre estará presente a través de la conexión de «mundovisión» y desde las pantallas asistirá a los testimonios y enviará su mensaje. Será importante también la presencia de los movimientos, en especial la Renovación Carismática, los Neocatecumentales, los Focolares y Human Life International.

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ZENIT Staff

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