Fallece el escritor y sacerdote José María Cabodevilla

MADRID, 18 febrero 2003 (ZENIT.org).- El sacerdote José María Cabodevilla, prolífico escritor y autor de más de 30 libros, falleció este lunes en Madrid, en el Hogar Sacerdotal de San Pedro, adonde se había mudado hacía apenas unos días.

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El autor de «La sopa con tenedor», «Feria de utopías», «La impaciencia de Job», «365 nombres de Cristo» y «El Padre del hijo pródigo» fue enterrado en la Sacramental de San Justo en la mañana de este martes, tras una misa en su memoria celebrada por el obispo de Mérida-Badajoz, monseñor Antonio Montero.

El próximo 24 de febrero se celebrará un funeral en la capilla del Colegio de la Inmaculada de las Madres Escolapias, en la calle Navalperal nº9, a las 19:00 horas.

José María Cabodevilla nació en Tafalla (Navarra) el 18 de marzo de 1928. Estudió en el seminario de Pamplona, ampliando después sus estudios en la Universidad de Comillas y en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología.

Tras ser ordenado sacerdote, el 19 de marzo de 1952 en Roma, volvió a Navarra y se hizo cargo de la parroquia Oroz-Betelu. Después se trasladó a Zaragoza, donde fue profesor del Seminario. Desde 1964 residía en Madrid. Ha sido director de grupos matrimoniales y de tandas de ejercicios espirituales.

Destacando sus capacidades literarias, Joaquín Luis Ortega, director de la Biblioteca de Autores Cristianos, afirma que Cabodevilla habría sido «el clérigo que mejor nos representara en la Real Academia Española».

Ortega cree además que el sacerdote fallecido logró crear «su parroquia de papel, que le era tan fiel como lo es él con sus lectores».

Gran devoto de la Virgen María, Cabodevilla dejó escrito: «Decimos madre de Dios y lo decimos tranquilamente, con la misma naturalidad con que decimos la madre de Carlos o de Carlota. Sin embargo, esa expresión está reclamando nuestro estupor, incluso cierta resistencia, cierto escándalo. Madre de Dios. En el límite del lenguaje y al borde mismo del absurdo, hemos tenido que hablar así: Dios, que es incapaz de hacer otros Dios, hizo lo más que podía hacer, una madre de Dios».

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ZENIT Staff

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