CIUDAD DEL VATICANO, 15 mayo 2003 (ZENIT.org).- El Santo Padre celebrará el domingo la canonización de una religiosa, Ursula Ledóchowska, infatigable apóstol de la juventud femenina de media Europa en tiempos muy difíciles.
Julia María Ledóchowska –en religión, Ursula–, nació en 1865 en Loosdorf (Austria), donde entonces su familia, que era polaca, residía en una finca de su propiedad. A los 21 años de edad ingresó en el convento de las Ursulinas de Cracovia (Polonia), llegando a ser muy apreciada como profesora y educadora.
Su profunda intuición espiritual y afán apostólico la llevó a instituir un internado para muchachas jóvenes. Al mismo tiempo, fundó entre las estudiantes la Asociación de las Hijas de María orientada a que las jóvenes crecieran con una educación enraizada en los valores cristianos.
Durante tres años, Ursula Ledóchowska fue superiora del convento de las Ursulinas del que formaba parte. Se trasladó a Rusia, donde se adaptó con sabiduría y generosidad a las condiciones que encontró: aprendió ruso, superó el examen de Estado y así, en 1908, la filial del convento de Cracovia se convirtió en una casa autónoma de las Urusulinas en la ciudad de San Petersburgo con un internado para chicas.
Dos años más tarde, puso en marcha en Carelia –entonces perteneciente a Rusia– una escuela para muchachas dirigida. según las más modernas ideas pedagógicas de entonces. El edificio estaba situado junto a una playa del golfo de Finlandia.
Impulsada por el amor de Cristo, entró en contacto con la población local protestante. La capilla católica pronto se convirtió en lugar de oración también para los finlandeses.
El estallido de la Primera Guerra Mundial reorientó la vida de Ursula Ledóchowska, quien sufrió persecución por su condición de austríaca. Se trasladó a Estocolmo (Suecia) y allí puso en marcha una escuela y abrió un internado.
En su intento de sostener a los católicos en la fe, en 1916 creó también el periódico «Solglimtav», que aún se publica en Uppsala –actualmente con el nombre «Katolsk Kyrkotodnig»–.
En 1917, Ursula viajó a Dinamarca a fin de desarrollar en este país una intensa obra asistencial a favor de los refugiados polacos. Allí permaneció tres años.
Las circunstancias y traslados que vivió para estar donde hubiera jóvenes que necesitaran apoyo y educación, hicieron madurar en Ursula Ledóchowska el anhelo que confesaba en una carta a su hermana María Teresa: «¡Desearía reunir a todas las personas que quieran trabajar para Dios en el terreno educativo –y son muchas– para crear una especie de “caballería ligera” que podría situarse allí donde se necesiten buenas educadoras!».
En 1920 se separó de su Instituto para dar vida a una nueva congregación religiosa, a la que llamó Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante. Ésta obtuvo la primera aprobación en 1923, y en 1930 la definitiva.
Cuando murió Ursula Ledóchowska, la congregación que había fundado contaba con más de 700 religiosas que desarrollaban su labor apostólica en 44 casas abiertas en diferentes países europeos, así como en Roma, donde falleció la futura santa el 22 de mayo de 1939. Juan Pablo II la beatificó en Poznan (Polonia) el 20 de junio de 1983.
Una de las peculiaridades de Ursula Ledóchowska fue su vínculo con la Compañía de Jesús, según explicó el postulador de su causa de canonización, el padre Paolo Molinari, a los micrófonos de Radio Vaticana: «era hermana de Wladimiro Ledóchowski, que fue prepósito general de la Compañía hasta 1942, y hermana de María Teresa Ledóchowska (beatificada en 1975), fundadora del Sodalicio de San Pedro Claver para sostener las misiones en África. Tuvo también un tío que había sido cardenal».
«Este ambiente evidentemente tuvo mucho que ver con su apertura de espíritu apostólico. Ciertamente, las relaciones que tenía con sus hermanos, y cierto conocimiento del espíritu de la Compañía de Jesús, tuvieron sus repercusiones e influyeron en su manera de dejarse modelar por Dios y de tener la movilidad que una acción apostólica como la suya requería», concluyó el padre Molinari.
Junto a Ursula Ledóchowska, el Papa canonizará este domingo a otros tres fundadores: el obispo polaco José Sebastián Pelczar (1842-1924), fundador de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, Maria De Mattias (1805-1866), fundadora de la Congregación de las Religiosas Adoradoras de la Sangre de Cristo y Virginia Centurione Bracelli (1587-1651), fundadora de las Religiosas de Nuestra Señora del Refugio en el Monte Calvario y de las Religiosas Hijas de Nuestra Señora al Monte Calvario.