MURCIA, 19 mayo 2003 (ZENIT.org).- ¿Cuál es el secreto comunicativo de Juan Pablo II? Según su portavoz, la respuesta tiene tres elementos: su capacidad para encontrar un lenguaje común para transmitir el mensaje; su carisma para hacer patente la fe; y la renovación de la imagen del papado realizada en estos casi 25 años.
Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, recogió este sábado «El ejemplo y magisterio sobre la comunicación social de Juan Pablo II» en la conferencia de clausura del II Congreso Internacional Iglesia y Medios de Comunicación por iniciativa de la Universidad Católica de San Antonio de Murcia.
En su ponencia, Navarro-Valls, médico y periodista de profesión, constató el interés que los medios de comunicación tienen por este pontífice y se preguntó cómo transmite su mensaje.
Búsqueda de un lenguaje común
En primer lugar, afirmó, el Papa Karol Wojtyla «ha tratado desde el inicio de su pontificado de rehacer un sistema común de referencias como una tarea imprescindible para que se pueda entender hoy el universo de valores cristianos».
«La aparente dificultad formal de algunos documentos y escritos tienen esta explicación: no dar por válido el lenguaje común como medio de comunicación y, por lo tanto, la necesidad de razonar desde la raíz, definiendo cada término».
«Su mensaje –transmitido en una variedad expresiva que comprende la palabra escrita, la palabra pronunciada y el gesto– conduce siempre hacia una única dirección: poner en conexión al ser humano concreto –hombre o mujer– con el Dios trascendente de la revelación cristiana».
En definitiva, aclaraba, el objetivo es superar la «subjetivización del hecho religioso», «situar a la humanidad frente a la dimensión religiosa, de tal modo que el hombre vuelva a sentirse interpelado por Dios, en lo que es y en todo lo que hace».
Hacer patente la fe
En segundo lugar, el Papa ha buscado en su pontificado hacer «patente lo religioso», constataba Navarro-Valls.
«La religión sale de la órbita de la subjetividad y se hace evidente, visible, en un esfuerzo catequético que se confronta con todos los temas humanos: del mundo de la cultura, al de las desigualdades económicas, o la construcción de sistemas sociales que tengan más en cuenta la familia, los enfermos, la educación, el respeto de las libertades y de los derechos humanos».
Este es el sentido de los 99 viajes apostólicos internacionales, reconocía: «ocasión para que en cada lugar visitado se haga visible la Iglesia».
Renovación del pontificado
En tercer aspecto que explicaría la atención de los medios por este Papa es, según su portavoz, «la renovación que ha operado en estos 25 años de la imagen del papado en cuanto institución histórica».
Navarro-Valls citó una expresión del Papa: «En otras ocasiones, la gente iba al párroco. Hoy es el sacerdote quien tiene que ir a buscar a las personas». Con su actividad, el Papa ha tratado de vivir esta máxima; constató.
«Pablo VI, el primer Papa que viajó fuera de Italia, se limitaba a saludar a los periodistas, pero no aceptaba preguntas –recordó a manera de ejemplo–. Juan Pablo II provocaba a los periodistas aceptando sus preguntas y respondiendo en los idiomas en los que aquellas preguntas eran formuladas».
«La cultura mediática y la cultura de la imagen es en el fondo sensible a los valores cuando éstos son presentados con vigor, convicción y constancia. Juan Pablo II es el único personaje con resonancia global que pregunta al mundo: «¿Qué es un ser humano? O también: ¿qué significa la dignidad humana?»».
«Es lo que este pontificado ha hecho en los últimos 25 años. Y lo que sigue haciendo hoy», concluyó Navarro-Valls.