Abandonar Irak sería desencadenar la guerra civil, advierte el cardenal Martino

La solución pasa por una concertación multilateral en el seno de la ONU, afirma

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ROMA, martes, 20 abril 2004 (ZENIT.org).- En estos momentos abandonar Irak es imprudente, pues se corre el riesgo de que estalle una guerra civil, afirma el cardenal Renato Martino.

El presidente de Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz constata al mismo tiempo que en estos momentos todas las partes implicadas están aceptando una solución multilateral, como propuso Juan Pablo II desde un inicio, pero «no fue escuchado».

En una entrevista concedida este martes a «Il Corriere della Sera», el purpurado italiano afirma: «en este momento es imprudente dejar el campo pues significa dejar a Irak en la guerra civil».

«No es sabio» meter prisa a las Naciones Unidas, añade, pues «no logrará asumir la responsabilidad de la situación iraquí antes del 30 de junio», afirma el cardenal que fue observador permanente ante la sede de la ONU en Nueva York durante 16 años.

«Tengo confianza –afirma–. Y veo finalmente que todos afirman que hay que buscar la solución en el multilateralismo y en el papel de las Naciones Unidas. Es exactamente lo que había dicho el Papa desde un inicio, pero no fue escuchado».

«Ahora todos comprenden la sabiduría de esta posición, en parte porque se ha hecho evidente el riesgo de que Irak precipite en una guerra de todos contra todos, que acabaría por desembocar en un régimen fundamentalista», reconoce.

Para evitar esta situación, el cardenal propone «un esfuerzo conjunto de concertación internacional».

«Hay que dar tiempo a las Naciones Unidas –considera–. Para redactar el texto de una resolución hace falta una negociación paciente y continua, a veces agotadora».

«Para que las Naciones Unidas puedan desempeñar verdaderamente su función ciertamente se necesita una reforma de los procedimientos y de las estructuras, pero es también necesario el crecimiento –en el mundo– de una actitud de confianza en sus posibilidades y de respeto de sus tiempos».

Por lo que se refiere a la decisión del nuevo gobierno español de que los soldados españoles abandonen Irak, aclara: «es totalmente comprensible que quiera mantener el compromiso» asumido en la campaña electoral, pero «no hay que desconfiar preventivamente de las posibilidades de las Naciones Unidas».

«Se está metiendo prisa cuando habría que encontrar tiempo», aclara, recordando paradójicamente que en el estallido de la guerra la coalición de países que apoyaron la intervención tampoco tuvo paciencia para dar tiempo a la búsqueda de soluciones concertadas y al trabajo de los inspectores de la ONU.

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ZENIT Staff

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