BUENOS AIRES, 6 agosto 2001 (ZENIT.org).- Cientos de personas se agolpaban el lunes en una parroquia de la capital argentina para pedir paz y empleo este martes, ante la imagen de san Cayetano, cuya fiesta es el 7 de agosto, venerado como el santo protector del trabajo en un país que tiene más de cuatro millones de desempleados.
La devoción por el santo va en aumento todos los años como consecuencia de la profunda crisis económico-financiera. Desde hace un mes se han instalado carpas donde se alojan quienes han formado una extensa fila para ser los primeros en llegar hasta la imagen.
Los fieles levantaron tiendas de campaña y caravanas en las inmediaciones del santuario, en las que pernoctan, mientras organismos de ayuda social de la Iglesia les proporcionan alimentos.
El párroco de la Iglesia, monseñor Fernando Maletti, ha declarado que el año anterior desfiló un millón de personas y «seguramente la cantidad será mayor ahora».
«Tenemos todo organizado para dar la bienvenida a los devotos del santo», explica Maletti quien descarta posibles incidentes como consecuencia de que la fecha coincidirá con una protesta nacional de los «piqueteros», como se denomina a los desempleados que cortan rutas y caminos.
Hombres, mujeres y niños se desplazarán hasta llegar frente a la imagen del santo, a la que tocan con sus manos mientras rezan, para luego retirarse.
