Cardenal Lehmann: La obra del cardenal Ratzinger pasará a la historia

A pesar de las divergencias, una misma pasión por la pasión por la Iglesia

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CIUDAD DEL VATICANO, 19 junio 2001 (ZENIT.org).- Dos líderes, dos visiones, pero por encima de todo, una misma pasión, la Iglesia. Así se podría resumir la relación entre dos de los más grandes exponentes del catolicismo alemán de inicios de milenio, el cardenal Joseph Ratzinger y el cardenal Karl Lehmann.

El primero, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha trabajado durante casi 20 años en Roma a favor de la comunión de la Iglesia alemana con la Iglesia universal. El segundo, obispo de Maguncia y líder de la Conferencia Episcopal, ha sido el símbolo más claro de los desafíos que ha tenido que afrontar el catolicismo alemán en las últimas décadas.

El momento de divergencia más claro entre estos dos hombres tuvo lugar quizá con el famoso debate sobre la participación de los católicos en los consultorios estatales del aborto, que entregan los certificados requeridos para que una mujer pueda someterse al aborto sin ser penalizada por la ley.

El cardenal Lehmann era de la opinión de entrar en el sistema para salvar vidas humanas. El cardenal Ratzinger, ante las protestas de católicos de su país que denunciaban cómo la Iglesia era en cierto sentido cómplice de esos abortos al entregar el certificado, optaba por privilegiar la claridad de la posición católica en un argumento tan delicado.

Consultado por los obispos alemanes, Juan Pablo II pidió a la Iglesia en Alemania mantener su ayuda a las mujeres que están tentadas por el aborto, pero dejar de dar el polémico certificado.

Ahora, terminado aquel debate, el cardenal Lehmann ha querido demostrar que lo que le une al cardenal Ratzinger es mucho más profundo de lo que en ocasiones les ha podido separar.

«Creo que el trabajo de Ratzinger será juzgado de manera muy positiva por la historia, incluso más positivamente de lo que hoy se piensa», ha declarado el líder del episcopado alemán a la edición de junio de la revista Inside the Vatican.

Ante la sorpresa del director del mensual especializado en la vida del Papa y la Santa Sede, Robert Moynihan, el purpurado alemán insistió: «Puedes citar lo que te estoy diciendo», y reiteró, «Considero el trabajo de Ratzinger sumamente positivo, y creo que según vaya pasando el tiempo, la historia juzgará más positivamente aún su labor. Ha tenido un trabajo muy difícil, el segundo trabajo más difícil en la Iglesia después del Papa. Creo que lo ha desempañado muy bien».

«Es necesario poner límites, como ha hecho, decir lo que se puede y lo que no se puede aceptar», añade Lehmann.

En estas declaraciones, según Moynihan, se puede constatar quizá uno de los resultados más claros que arrojó el consistorio extraordinario de cardenales que se celebró en Roma del 21 al 24 de mayo.

«Me parece que Lehmann ha ofrecido de manera deliberada una rama de olivo en un momento en el que muchos ven una mayor lejanía entre la Iglesia alemana y la Curia romana».

De hecho, concluye el periodista estadounidense, la reunión de 155 cardenales dejó muy claro la «necesidad de reafirmar la importancia central de la autoridad de Roma, pidiendo al mismo tiempo una mayor colegialidad».

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ZENIT Staff

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