SAN SALVADOR, 11 junio 2001 (ZENIT.org).- El arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, ha calificado de «penosa» la condena de un sacerdote católico acusado de ser cómplice en el asesinato del obispo Juan Gerardi de Guatemala.
«Es muy penoso, (pero) solamente Dios sabe cómo son las cosas», declaró este domingo monseñor Sáenz Lacalle en una rueda de prensa.
«Ahí está la justicia que parece que tiene pruebas», agregó.
El asistente de Gerardi, el sacerdote Mario Orantes, y tres militares guatemaltecos fueron acusados el viernes pasado de haber participado en el asesinato del obispo auxiliar de Guatemala, el 26 de abril de 1998.
Orantes fue condenado a 20 años de prisión por complicidad, mientras que el coronel Disrael Lima Estrada, ex jefe de la inteligencia militar, señalado como supuesto organizador del crimen, fue convicto por homicidio y condenado a 30 años de cárcel.
Por los mismos cargos fueron convictos el hijo de Lima, el capitán Byron Lima Oliva, y José Obdulio Villanueva, ex miembros de la guardia presidencial. Ambos fueron condenados a 30 años de cárcel. Lima deberá descontar dos años más por falsificación de documentos.
«Es penoso (en el caso del sacerdote) y cualquiera que comete un delito, merece que la pena se le imponga», dijo Sáenz Lacalle, al concluir la misa dominical en la catedral capitalina.
El arzobispo destacó, además, la «valentía por parte de los jueces que han dado una sentencia. Entonces creo que hay que bendecir a Dios nuestro Señor que estos casos tan duros salgan resueltos».
«El mismo Papa Juan Pablo II dos semanas antes había reclamado que se esclareciese bien la verdad y creo que el juicio ha sido muy bien llevado, con evidencias claras y con testigos», señaló Sáenz Lacalle.
