LONDRES, jueves 10 de diciembre 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo de Westminster Vicent Nichols afirmó que, en el centro del debate sobre el cambio climático, debería estar la ayuda a las personas más pobres.
El arzobispo Nichols lo dijo este sábado en el servicio ecuménico Time to Pray.
El servicio, que incluyó intervenciones de varios líderes cristianos, fue planificado en colaboración con The Wave, un manifestación en el centro de Londres cuyo objetivo era llamar la atención sobre los temas del cambio climático, con vistas a la cumbre de Copenhague.
Representantes de unos 190 países se encuentran reunidos en Copenhague, Dinamarca, para una conferencia de dos semanas con el fin de buscar un pacto global sobre el cambio climático.
El arzobispo Nichols afrontó el tema expresando preocupación por “todos aquellos cuyas vidas se ven directamente afectadas por el cambio climático, los más pobres del mundo y los más desfavorecidos”.
“Esta es una importante perspectiva que no debemos perder en medio de todas las demás preocupaciones expresadas en las recientes semanas”, afirmó.
“Sabemos que los temas de la pobreza y el desarrollo mundial no pueden ser separados de las preocupaciones por el medio ambiente –dijo el prelado–. Están íntimamente ligados”.
Hay “mucho más que hacer antes de que logremos relaciones acertadas y sostenibles entre los pueblos de la tierra y con el medio ambiente del mundo creado”, reconoció.
“Sentimos en nuestro interior preguntas incesantes, a menudo provocadas por la cultura de nuestra sociedad consumista”, subrayó.
Y añadió: “Pero debemos examinar el modo en que vivimos y considerar de nuevo a aquellos cuyo futuro es amenazado por los efectos de nuestros propios estilos de vida”.
“Sólo cuando estemos claramente dispuestos a cambiar el modo en que vivimos, los políticos serán capaces de lograr el cambio que decimos que queremos ver”.
“Amar a Dios es, entre otras cosas, dar gracias y agradecer los dones de la creación y reconocer que estos están destinados a todos”, afirmó el arzobispo Nichols.
Entre estos dones, dijo, está el de la tecnología, y así “el avance tecnológico es una parte crucial del camino para encontrar soluciones a los problemas causados por el cambio climático”.
La tecnología “no es moralmente neutral”, subrayó el prelado. “Más bien –explicó–, su propio uso debe ser guiado siempre por su efecto sobre el bien común”.
Así, añadió el arzobispo, “ojalá que el genio de nuestras mejores mentes sirva a las necesidades de todos, y a las necesidades de nuestro medio ambiente”.
“En el centro de nuestro mundo se alza la persona humana –afirmó–, cada una hecha a imagen y semejanza de Dios y que merece, sólo por esta razón, respeto, libertad y cooperación”.
El arzobispo Nichols concluyó: “Esta es la esperanza que nos inspira; la fe que nos sostiene. Nuestra unión con Cristo en oración es nuestra fuente de energía, de una nueva vida en nuestro esfuerzo como discípulos suyos”.
[Traducido del inglés por Nieves San Martín]
