El episcopado boliviano condena los atentados con sobre explosivos

En medio de la crispación del clima electoral

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LA PAZ, 18 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- El episcopado boliviano ha condenado «vehementemente» los atentados, con sobres explosivos, perpetrados el 12 de agosto en dos zonas de a ciudad de La Paz y que han dejado como saldo de siete personas heridas.

Según explica un comunicado emitido por la secretaría general de la Conferencia Episcopal Boliviana, «este tipo de actos hieren profundamente la dignidad de la persona humana y resquebrajan las bases democráticas de nuestra sociedad».

La explosión de dos sobres-bomba en La Paz, uno dirigido a un líder indígena oficialista, Fidel Surco, y otro a un empresario de la construcción, Edgar Gutiérrez, causó que oficialistas y opositores se acusaran mutuamente por estos hechos, en medio de un crispado clima electoral.

«El terrorismo se debe condenar de la manera más absoluta. Manifiesta un desprecio total de la vida humana, y ninguna motivación puede justificarlo en cuanto el hombre es siempre fin, y nunca medio», afirma, citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (número, 514)

«La Iglesia católica en Bolivia hace llegar a las víctimas de estos atentados y a sus familiares su palabra de cercanía y solidaridad, y ruega al Señor de la Vida por su pronto y completo restablecimiento», explica el comunicado.

La secretaría general del episcopado «dirige un llamado a las autoridades del ministerio público a extremar sus esfuerzos para esclarecer estos hechos, dar con los responsables, aplicar las sanciones correspondientes y evitar que este tipo de atentados criminales queden por mayor tiempo en la impunidad».

«La vigencia del sistema democrático es un patrimonio que todos los bolivianos estamos llamados a salvaguardar. Que Dios Padre nos ilumine para vivir en fraternidad y nos mantenga firmes en la defensa de los derechos fundamentales de toda persona», concluye el comunicado emitido el 13 de agosto.

De acuerdo con las primeras indagaciones, los dos artefactos, de similares características, fueron dejados por personas desconocidas en la oficina estatal de Correos, que los distribuyó a sus destinatarios.

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ZENIT Staff

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