CIUDAD DEL VATICANO, martes, 14 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II a los universitarios a descubrir en la mirada de Cristo la verdad plena sobre el hombre, al presidir en la tarde de este martes la misa para los universitarios de Roma en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La celebración, en el día de san Juan de la Cruz, sobre quien escribió su tesis doctoral de Teología en Roma Karol Wojtyla, le ofreció al Papa la oportunidad para alentar a los diez mil muchachos y muchachas que llenaban el recinto sagrado a prepararse espiritualmente para la Navidad.
El obispo de Roma centró la homilía en el Año de la Eucaristía y en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará el próximo mes de agosto en Colonia (Alemania)
«No se puede permanecer indiferentes cuando Cristo dice: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo»», afirmó el Papa citando el Evangelio de san Juan (6, 51) en referencia al misterio eucarístico.
«Vosotros, queridos universitarios, estáis en la continua búsqueda de la verdad. Pero no se llega a la verdad del hombre sólo con los medios que ofrece la ciencia en sus diferentes disciplinas», añadió el pontífice que leyó la homilía íntegramente con voz más clara que en la de intervenciones precedentes.
«Vosotros sabéis bien que sólo es posible descubrir hasta el final la verdad del hombre, la verdad de nosotros mismos, gracias a la mirada plena de amor de Cristo», siguió diciendo Juan Pablo II.
«Y Él, el Señor, nos sale al encuentro en el Misterio de la Eucaristía –aseguró–. No dejéis nunca, por tanto, de buscarle y descubriréis en sus ojos un atrayente reflejo de la bondad y de la belleza que él mismo ha difundido en vuestros corazones con el don de su Espíritu».
El Santo Padre concluyó dejando a los estudiantes su consejo más personal: «¡Que este misterioso reflejo de su amor sea la luz que guíe siempre vuestro camino!».
En las oraciones de los fieles se rezó por los jóvenes que participarán en las Jornadas Mundiales de la Juventud para que esta oportunidad les ayude a encontrarse consigo mismos y con Jesucristo en la Eucaristía.
La eucaristía, presidida por el Papa, fue celebrada por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Los cantos litúrgicos fueron interpretados por el Coro interuniversitario de Roma, acompañado por otros once coros, por la orquesta compuesta por estudiantes universitarios de conservatorios musicales.
