El Papa pide a Bush la gracia para el autor del atentado de Oklahoma

Una portavoz del presidente da a entender que rechazará la petición

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WASHINGTON, 29 abril 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha pedido al presidente de Estados Unidos, George Bush, que perdone la vida de Timothy Mc Veigh, responsable del atentado de Oklahoma de 1995 en el que fallecieron 168 personas, quien debería ser ejecutado el próximo 16 de mayo.

La portavoz de la Casa Blanca, Claire Buchan, ha confirmado que el presidente ha recibido esta semana una carta del nuncio apostólico Gabriel Montalvo en la que, en nombre del Papa, pide clemencia para el terrorista, veterano de la Guerra del Golfo.

Buchan reconoció que existen muy pocas posibilidades para que Bush acoja la petición presentada en la carta, cuyos detalles de contenido no quiso revelar. «El presidente tiene un gran respeto por el Papa y se trata evidentemente de una situación muy trágica. También siente una gran compasión por las 168 víctimas y sus familiares», afirmó en declaraciones a la prensa.

Antes de llegar a la presidencia, durante los cinco años en que Bush fue gobernador de Texas ese Estado rompió el récord de ejecuciones desde la fecha en que se restableció en el país la pena de muerte, en 1976.

Buchan señaló que en todas las ocasiones en que se le pidió clemencia al gobernador Bush en favor de algún condenado a muerte, planteó dos preguntas: ¿hay alguna duda de la culpabilidad de la persona? y ¿tuvo acceso al sistema judicial? «En este caso no existe ninguna duda de que el señor McVeigh sí tuvo acceso pleno al sistema judicial», afirmó Buchan.

McVeigh, un ex soldado de 33 años, fue declarado culpable del atentado con explosivos contra el edificio Federal Alfred Murrah, perpetrado en abril de 1995. Será ejecutado el 16 de mayo próximo en el penal de Terre Haute, Indiana, con una inyección letal, después de que rehusara apelar la sentencia de muerte o solicitar clemencia.

Según las últimas encuestas, más de un 60 por ciento de la población apoya la pena de muerte. Además, la magnitud del atentado hace que pocas voces se hayan levantado para salvar la vida de McVeigh. Unas de las pocas que han tenido ese valor han sido las de los cardenales y obispos de Estados Unidos.

Juan Pablo II pide clemencia de manera regular por todas las personas que están condenadas a muerte en todos los países del mundo y particularmente en Estados Unidos. La pena capital constituye un argumento de clara divergencia entre la nueva administración Bush y la Iglesia católica. En otros aspectos el nuevo presidente ha promovido un acercamiento a las posiciones de los católicos, como es el caso de la promoción del respeto de la vida del no nacido o el apoyo a las obras de caridad de instituciones religiosas.

En su última visita a Estados Unidos, el 27 de enero de 1999, el pontífice calificó la pena de muerte como un castigo «cruel» e «inneceario». as «cruel» and «unnecessary.»

«La sociedad moderna –dijo en San Luis (Missouri)–, tiene los medios para protegerse y no necesita rechazar definitivamente la posibilidad de corrección».

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ZENIT Staff

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